Algunos antibióticos pueden causar la pérdida de la audición, y ahora podemos saber por qué. Un estudio en ratones sugiere que todo se reduce a los efectos de la inflamación, la cual es la respuesta natural del cuerpo frente a una infección.
Esto causa que los canales de iones en las células de los cabellos sensoriales del oído interno se vuelovan más permeables a los antibióticos, conocidos como aminoglucósidos, lo que aumenta la sensibilidad de las células a los efectos tóxicos del medicamento.
Los antibióticos aminoglucósidos, tales como la gentamicina, son populares porque son efectivos contra un amplio margen de bacterias, a diferencia de los antibióticos modernos que atacan a patógenos específicos. Estos también se utilizan contra microbios resistentes a antibióticos múltipes.
“Esto hace que los aminoglucósidos sean útiles para tratar infecciones donde la identidad del microbio todavía no se ha descubierto”, afirma Peter Steyger de la Universidad de Creighton en Nebraska para New Scientist.
Beneficios para los recién nacidos
Como tales, estos medicamentos son particularmente útiles para tratar infecciones en recien nacido, porque dichas condiciones pueden ser mortales en un plazo de 1 o 2 días, demasiado pronto para conducir pruebas que revelen al microbio responsable de la enfermedad.
Sin embargo, los investigadores saben que los aminoglucósidos como la gentamicina están asociados con la pérdida de la audición. Como consecuencia, los infantes en las únidades de cuidado intensivo donde se ocupan estos antibióticos, tienen tasas de pérdida de audición al menos 6 veces más altas que los bebés saludables.
Para entender mejor por qué esta clase de medicamentes está asociado con la pérdida de la audición, Steyger y sus colegas probaron los efectos de la gentamicina en la audición de ratones de laboratorio.
Descubrieron que la infección e inflamación causada en los canales de iónes de las células de los cabellos sensoriales se habían vuelto más permeables al medicamento, conduciendo a que una mayor cantidad alcanzara a las células sensibles del cóclea (o caracol) del oído interno. Esto amplificó los efectos tóxicos del remedio en las células.
Inflamación corporal
Steyger y sus colegas descubrieron que una proteína involucrada en los canales de iónes, TRPV1 en particular, facilitaron a la gentamicina a entrar en las células de los cabellos en la presencia de inflamación o una respuesta inmune.
Los ratones que criaron sin un TRPV1 funcional fueron protegidos de la pérdida de la audición causada por la gentamicina, incluso en presencia de una inflamación corporal.
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A la luz de estos hayazgos, Steyger afirmó que los doctores deberían considerar usar antibióticos que no aumentasen el riesgo de la pérdida de audición en pacientes con inflamaciones corporales, de ser posible.
Pero cuando los aminoglucósidos son la única opción, los profesionales de la salud pueden estar más atentos a aquellos pacientes que necesitaran un tratamiento para la recuperación de este sentido, y comenzar la rehabilitación de forma temprana.
“Esto es especialmente importante en niños aprendiendo a escuchar y hablar, donde el atraso en identificar la pérdida de la audición tiene consecuencias vitalicias, incluyendo el atraso de la adquisicón del lenguaje, menor rendimiento académico y consecuentemente un ingreso reducido“, afirmó Steyger.
El experto además afirma que con las nuevas técnicas se puede identificar a los microbios responsables por la infección más rápidamente, por lo que los docotores podrían confiar más en antibióticos menos invasivos en el tratamiento de recien nacidos.
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