Admirable eficiencia del sistema inmune: 5 valiosas lecciones de tus células que debes aplicar en el trabajo

Los científicos suelen usar analogías para poder comunicar los avances de los campos y compartir los descubrimientos con el común de las personas.

Es por ésta razón que la inmunóloga Joanna Groom, cabecera de laboratorio del Walter and Eliza Hall Institute, escribió una columna para World Economic Forum, que ahonda en las características de los sistemas de protección del cuerpo humano.

“Como inmunóloga, creo que gran parte de nuestras analogías recurrentes para un saludable y funcional sistema inmune promueven excelentes rasgos de comportamiento. Desde ese punto de vista, todos podríamos apuntar a ser un poco más como las células de nuestro sistema inmune y emular dichas características en nuestros lugares de trabajo“, escribe Groom.

Acá están las 5 lecciones que nos puede entregar el sistema inmune:

Construir equipos diversos y colaborativos

Nuestro adaptativo sistema inmune trabaja de formas muy específicas para detectar y erradicar infecciones, además de enfermedades como el cáncer. Para que ésto se lleve a cabo, depende de un efectivo trabajo en equipo.

En el centro del sistema inmune se ubica el equipo de células dendríticas. Estas son los centinelas y líderes de los mecanismos de protección del cuerpo, cumpliendo la función de entrenadores, CEOs y directores.

Normalmente han viajado lo suficiente y han juntado una gran cantidad de “experiencias de vida”. Esto significa que han logrado detectar patógenos en los órganos del cuerpo. Quizás estuvieron en contacto con el virus de la influenza en los pulmones, o se encontraron con el dengue luego de la picada de un zancudo.

Luego de tal experiencia las células dendríticas se devuelven a los ganglios linfáticos, órganos estructurados para facilitar la colaboración de los glóbulos blancos y el trabajo en equipo.

Aquí, como buenos líderes, las células dendríticas comparten sus experiencias de vida y entregan una visión y dirección a sus equipos (múltiples tipos de células). Esto hace que los glóbulos blancos se activen y trabajen juntos para lograr un objetivo compartido: la erradicación del patógeno en cuestión.

El aspecto más importante de la estrategia diseñada por éstos pequeños líderes es conocer la fuerza de las habilidades diversas en combinación. Es esencial que el equipo los miembros del equipo inmune provengan de diferentes contextos para conseguir los mejores resultados.

Para realizarlo, las células dendríticas secretan pequeñas moléculas conocidas como quimiocinas. Estas facilitan la buena conversación entre los diferentes tipos de células inmunes, ayudando a las células dendríticas a desarrollar de mejor forma con el equipo. En el campo de la inmunología, afirma Groom, ésto se conoce como “reclutamiento”.

Tal y como en los ambientes laborales la diversidad es clave. Si las células dendríticas sólo reclutan a otras de su mismo tipo nuestro sistema inmune fallaría totalmente en su función. En vez de eso, éstos pequeños jefes contratan linfocitos T (entre otras) y comparten conocimientos críticos y estrategias para conducir una acción efectiva contras células inmunes.

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Los linfocitos T luego reparten éstos planes a lo largo de la cadena de trabajo, tanto como para prepararse para actuar directamente en un patógeno, o para trabajar en conjunto con otros glóbulos blancos, tales como los linfocitos B que producen anticuerpos protectores.

De ésta forma, las células dendríticas establecen un rico y diverso equipo que trabaja en conjunto para eliminar infecciones o al cáncer.

Aprender del feedback positivo y negativo

Las células inmunes son estudiantes excelentes. Durante su desarrollo los linfocitos T maduran a través de los comentarios positivos y negativos.

Esto ocurre en la glándula timo, un órgano que se encuentra en la parte frontal del pecho y que su función fue por primera vez descubierta por el científico australiano Jacques Miller (reconocido con el Japan Prize del 2018 por sus descubrimientos).

Mientras maduran, los linfocitos T están expuestos a un proceso de intento y error, tomando las críticas y los consejos en partes iguales, para asegurar su preparación para responder apropiadamente a lo que “ven” (por ejemplo, moléculas del propio cuerpo, o de un patógeno externo) cuando dejan la glándula timo.

En el diverso equipo del sistema inmune las células pueden ser tanto estudiantes como maestros. Esto ocurre durante las respuestas inmunes, en una conversación cruzada entre células dendríticas, linfocitos T y B.

En éste ambiente de apoyo, múltiples rondas de respaldo permiten a los linfocitos B trabajar de mejor manera contra las infecciones, apuntando anticuerpos específicos para cada patógeno.

El resultado de ésta comunicación es tan poderoso, que no sólo hace que las células del cuerpo no ataquen a su propio ambiente, sino que también las hace participantes activas del equipo de glóbulos blancos.

Una respuesta única para cada situación

Nuestro sistema inmune sabe que el contexto es importante. No depende de una aproximación de “una solución para todo” para resolver las diferentes infecciones.

Esto permite a las células de nuestro sistema inmune a responder de forma perfecta a los diferentes tipos de agentes externos al cuerpo; tales como virus, hongos, bacterias y gusanos.

En estos diferentes escenarios, aunque la contribución de los miembros del equipo es equitativa (o similar), nuestro sistema inmune despliega inteligencia emocional y utiliza diferentes herramientas y estrategias dependiendo de las situaciones, o patógenos, que se encuentre.

Nuestro sistema inmune necesita controlar las respuestas de ataque cuidadosamente para eliminar al peligro. Ser demasiado severo deja daños colaterales en nuestros tejidos, tales como en los casos de las alergias y el asma. Al contrario, las respuestas inmunodeficientes muy débiles acarrean condiciones como las infecciones crónicas o el cáncer.

Foco en el balance entre vida personal y laboral

Cuando estamos cansados y poco descansados no funcionamos a nuestro potencial completo. Lo mismo ocurre con nuestras células inmunes.

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A un sistema inmune sobreexplotado se le denomina “crónicamente exhausto”. En éste estado, los linfocitos T no son más efectivos al momento de atacar un tumor o células infectadas con virus. Así que se vuelven letárgicas e ineficientes, tal y como nosotros cuando no tenemos el descanso apropiado.

Para los linfocitos T, los descansos aseguran una respuesta balanceadas y evita daños colaterales. Sin embargo, los virus y cáncer explotan ésta debilidad del sistema inmune para provocar un cansancio general.

El rápido avance en el campo de la inmunoterapia ha atacado éstas limitaciones de nuestro sistema inmune creando nuevos métodos de ataque en contra del cáncer. Éstas terapias liberan a las células de su cansancio, las restaura y las hace efectivas nuevamente.

Este tipo de tratamiento terapéutico, llamado “inhibición del descanso inmune”, es como un día de descanso en el spa para los linfocitos T, renovando su determinación y eficiencia.

Esto ha revolucionado las formas de tratar el cáncer, llevando a James P. Allison y a Tasuku Honjo, pioneros en ésta tratamiento, a ganar el Premio Nobel de Medicina en 2018.

Aprender de las experiencias de vida

La piedra angular de nuestro adaptativo sistema inmune es la habilidad de recordar las infecciones resueltas. Haciéndolo, puede responder de forma más efectiva y específica cuando nos encontramos con el mismo patógeno más de una vez.

“Literalmente, si no te mata, te hace más fuerte”, añade Groom. Las vacunas utilizan éste modus operandi entregando recuerdos a los glóbulos blancos sin riesgos de provocar una infección.

Al día de hoy, existen investigaciones para identificar las mejores formas de optimizar la formación de Linfocitos B de memoria que puedan producir la respuesta deseada.

Mientras la vida podría no proveer los atajos que otorgan las vacunas, ciertamente tomar el tiempo de reflexionar y aprender tras desafíos nos permite encontrar mejores y más rápidas soluciones a nuestros futuros problemas.