El contexto social y ambiental en que nos encontramos nos ha puesto en un lugar que creíamos haber superado. Ese en el que las personas nos preguntamos: Y entonces, ¿cómo vamos a mantener la vida?
Habíamos llegado a un estadio en el que pensábamos que no necesitábamos nada, una ilusión omnipotente de las que estábamos desconectados de otras especies y de otras personas.
Tal vez, el desarrollo tecnológico y los avances nos tenían en esa idea de que podíamos sobrevivir solos, pero la ilusión se rompió. Y los efectos están a la vista.
La última gran marcha que ocurrió en Australia, fue aquella que los ciudadanos exigían a sus gobernantes medidas drásticas para enfrentar los efectos del cambio climático que los tienen hoy viviendo un infierno.
El liderazgo de Greta Thunberg ha logrado convocar a miles de millones de personas en el mundo y, aún así, para los gobiernos todavía es difícil optar por la vida.
Mientras tanto, nosotros estamos aquí, jugando a esta ruleta rusa extraña, con los grados que sube o baja la Tierra, a ver cuándo realmente se va romper ese equilibrio perfecto que permite que nosotros estemos sobre la Tierra.
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