“El amor es el principal motor para el avance de la investigación humana”. Martine Rothblatt es categórica.
Bajo una íntima conversación, la llamada “Leonardo Da Vinci” de esta generación contó sus más profundos secretos. Todo gracias a la profunda conversación que sostuvo junto a Paloma Ávila, directora del área de Futuro de CNN Chile, en el marco de la celebración de los diez años de Congreso Futuro.
Habló sobre su trayectoria y en cómo sus decisiones en la ciencia y en la inteligencia artificial, han estado marcadas por el más humano de los sentimientos: el amor.
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Martine ha logrado convertir en realidad, ideas que podrían ser calificadas de ciencia ficción o futuristas. Es fundadora del movimiento Terasem -uno que explora la inmortalidad a través de la tecnología-. Es creadora, presidenta y directora ejecutiva de United Therapeutics, compañía de biotecnología, con la cual desarroló un fármaco para salvar la vida de su hija. También es abogada, autora de seis libros, doctora en Bioética, MBA de la UCLA y como si todo esto fuera poco… tiene un “Record Guiness” por haber completado el vuelo más largo a bordo de un helicóptero eléctrico.
Pero aunque su curriculum da para horas de conversación, la charla magistral que compartió junto a miles de personas en Congreso Futuro, estuvo marcada por su motivación a crear y desarrollar soluciones, las que como hemos dicho, radican en el amor.
El origen
Una de sus objetivos es alcanzar la inmortalidad. Quiere extender la vida más allá de la muerte ¿Cómo? con la conciencia, mediante el uso de inteligencia artificial.
Una idea motivada por el amor que siente por su esposa, Bina, y la esperanza que su esencia nunca se pierda.
“Escuchamos sobre la posibilidad de crear una mente digital y luego comenzamos a pensar, bueno, por qué la inteligencia artificial debería ser algo solamente hecho desde cero, por qué no puede ser una copia de las maravillosas mentes existentes en el planeta Tierra”.
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Fue así que creó la Fundación Terasem, con “el fin de preservar las mentes de las personas que están vivas hoy, de tal forma que en el futuro, cuando esta tecnología esté más desarrollada, esto que llamamos archivos de mentes, que son los reflejos digitales de nuestros pensamientos, se puedan activar con un nuevo software llamado ‘mindware‘”.
Martine conoció a su esposa, en una discoteca: “a medida que empezamos a bailar nos enamoramos. Ahora, si eso es posible con una computadora, no lo sé, pero quiero hacer el experimento”. Recalca además que las personas se han enamorado virtualmente, especialmente durante la Pandemia, refuerzan su idea que el amor digital es posible.
Amor colectivo
La idea del movimiento Terasem también responde al objetivo a que se pueda crear un vínculo entre generaciones, de manera que nuestros ancestros puedan volver a la vida en un formato digital y puedan compartir sus pensamientos y su sabiduría con sus descendientes: “es como un regalo para las generaciones futuras. No es para extender la propia vida, sino que darle algo de ustedes a la próxima generación”.
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“Los humanos tienen la habilidad de querer hacer felices a otros, entonces esta idea de ser curiosos, de compartir lo que sabemos con los demás y hacerlo desde el amor es lo que me mueve”, dijo.
Finalmente, y tras un interesante diálogo, Paloma Ávila le consultó sobre si cree que falta considerar al amor en las decisiones globales. Rothblatt no dudó, asegurando que a diferencia del pasado, vivimos en un tiempo de “conciencia colectiva” que nos permite colaborar entre nosotros.
“En el pasado nadie compartía los medicamentos contra las enfermedades. Hoy existen esfuerzos para compartir las vacunas contra el COVID-19 en todo el mundo. Eso sería algo impensado en el pasado y no entrega algo de esperanza en el futuro”, finalizó.
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