En una presentación impactante en el Congreso Futuro 2024, la glacióloga y paleoclimatóloga Florence Colleoni resaltó la conexión directa entre las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y el calentamiento global. Colleoni enfatizó que cada emisión contribuye de manera acumulativa al cambio climático, alterando el balance radiativo y afectando la forma en que el calor se transporta a través de los océanos.
La experta advirtió sobre los “puntos de inflexión” en el sistema climático, marcando umbrales críticos que podrían desencadenar cambios irreversibles en las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida. Estos puntos de inflexión, que podrían ser alcanzados en solo unas pocas generaciones, “llevan consigo consecuencias de largo alcance para la criosfera, las regiones glaciares del planeta”.
Colleoni destacó que la mayoría de los puntos de inflexión para Groenlandia y la Antártida “podrían activarse con tan solo un grado o dos de aumento en la temperatura”. Algunos de estos puntos críticos podrían desencadenarse en la próxima década si las emisiones de carbono no se controlan.
La glacióloga subrayó que los impactos de estos puntos de inflexión son a largo plazo, ya que la criosfera responde de manera gradual a los cambios climáticos. A pesar de que la Antártida parece “dormida” en la superficie, las capas glaciares, que tienen partes bajo el nivel del agua, están expuestas al calentamiento oceánico.
Colleoni explicó que “el deshielo superficial en la Antártida puede llevar a fracturas en los glaciares y al retiro del hielo terrestre“. La desestabilización de estas masas glaciares, evidenciada por registros geológicos, presenta un riesgo significativo para el aumento del nivel del mar.
La glacióloga concluyó su presentación enfatizando la necesidad de detener las emisiones para estabilizar el clima. Aunque incluso con medidas inmediatas, se proyecta un aumento del nivel del mar de medio metro para finales del siglo XXI debido al calor atrapado en las capas glaciares.
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