Quienes habitan viviendas de hormigón (como los edificios) deben considerar gastos importantes en calefacción y ventilación en distintas etapas del año, porque el cemento es frío en invierno y caluroso en verano. Si a eso agregamos la creciente preocupación por el cambio climático y la protección medioambiental, nos pareció urgente buscar la forma de reducir los costos asociados a la generación de calor con combustibles de uso domiciliario.
En Cedenna, buscando soluciones, probamos muchas alternativas y en el camino vimos cómo algunas aumentaban la resistencia mecánica del material, otras la compresión, etc. Cada resultado mejora el producto y servirá a la industria, pero lo que queríamos era que además fuera aislante térmico, de manera que pudiera conservar el calor interno de las viviendas en invierno y mantener la temperatura agradable en verano.
Esta situación pudo resolverse creando nuevos materiales nanotecnológicos de construcción que tendrán mayor resistencia y durabilidad, podrán ser también más impermeables, más resistentes, ligeros y durables, con un mayor poder aislante y materiales más resistentes al fuego. Serán más ecológicos y eficientes, fabricados con un menor consumo de energía y una menor emisión de gases como el CO₂. Tendrán también la capacidad de eliminar elementos contaminantes existentes en la atmósfera, como el monóxido de carbono y los óxidos de nitrógeno, entre otros.
En un país sísmico como el nuestro, crear un material con la resistencia del hormigón y además con aislación térmica, era complejo pero desafiante. Después de varios intentos, llegamos a mezclarlo con lo que la industria llama “áridos livianos” y, finalmente, con deshechos de la industria del plástico. ¡Y funcionó! Estos desechos son el material que los investigadores lograron incorporar al cemento mediante nanotecnología.
Probablemente, este material nanotecnológico sea un poco más caro que el cemento común, pero depende del uso y las dosificaciones cuanto afecte el presupuesto industrial. Por ejemplo, podría construirse en hormigón y luego revestirse con una capa de este nuevo material y el resultado sería una vivienda con mayor aislación térmica. También se podrían fabricar paneles, por ejemplo.
Esta formulación está en la última fase de patentamiento internacional y será un aporte de Chile a la industria mundial de la construcción y al medioambiente.
El gran desafío de Chile es su condición sísmica. Actualmente, tenemos normas de construcción que son un ejemplo a nivel mundial, pero eso nos exige también un esfuerzo adicional en este ámbito. Es probable que dentro de una década este producto esté siendo aplicado y valorizando la calidad de vida y la calidad de las construcciones en nuestro país y en el mundo.
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