Al inicio de la pandemia del COVID-19, la plataforma Zoom se convirtió en un espacio vital para llevar a cabo reuniones, clases y conversaciones. Un estudio realizado al comienzo del confinamiento del 2020 en Estados Unidos concluyó que no a todos los participantes les molestaba verse a sí mismos, sino que les hacía tener mayor grado de autoconsciencia de sí mismos.
Y pese a que el efecto burnout está al límite cuando el uso virtual es prolongado, para algunas personas la visión de sí mismos dependía de un rasgo individual: la autoconciencia pública.
El estudio se centró en el análisis de cerca de 80 empleados de diferentes partes de los Estados Unidos en el teletrabajo y alrededor de 350 estudiantes universitarios, cuyas clases habían cambiado de manera remota.
Todos los participantes respondieron una variedad de preguntas sobre la naturaleza de su trabajo o reuniones de clase y sus sentimientos hacia ellos. También completaron una evaluación de su timidez pública.
Aquellos con bajos niveles de este rasgo tendían a tener actitudes más positivas hacia sus reuniones virtuales cuanto más a menudo sus propios rostros eran visibles para ellos.
“La mayoría de la gente cree que verse a sí mismo durante las reuniones virtuales contribuye a empeorar la experiencia general, pero eso no es lo que apareció en mis datos”, dijo al respecto Kristine Kuhn, autora del estudio para la Universidad de Estatal de Washington.
A su vez, Kuhn aclaró que el estudio solo se centró en las reacciones emocionales de las personas en sus experiencia de reuniones virtuales y no evaluó factores como la efectividad del encuentro o los resultados del aprendizaje.
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