El avance de la viruela del mono o viruela símica ha ido escalando alrededor del mundo. En Chile existen cerca de 70 casos comprobados y han aparecido algunos en regiones donde no existía el virus.
Esta rapidez en la propagación llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a realizar llamados a la comunidad homosexual, el grupo que presenta más casos del virus, a que reduzcan el número de parejas sexuales.
De aquello surge un tema fundamental que ha acompañado a este brote desde sus inicios: el estigma a un grupo social específico. Académicos de la Universidad Estatal de O’Higgins (UOH) ofrecen su visión al respecto.
“(…) Evitemos pensar que las personas que sufren de viruela del mono puedan ser personas de una orientación sexual en particular. Cualquiera podría llegar a contagiarse, por el solo hecho de tener contacto con alguien infectado”, señaló Rubén Alvarado, médico cirujano y Doctor en Psiquiatría y Cuidados Comunitarios.
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Por su parte, para la doctora en Psicología Clínica y de la Salud y académica UOH, Camila Oda, las implicancias de asociar las campañas preventivas solo a ciertos grupos de la población, son múltiples y de diversa índole.
“Este tipo de acciones contribuye significativamente a la estigmatización de ciertos grupos, en este caso al grupo de hombres que tiene relaciones sexuales con hombres (…). Tiene el efecto paradojal de aumentar significativamente la probabilidad de que, en caso de sospechar presentar un problema de salud, las personas afectadas eviten y retrasen el asistir a un servicio sanitario para su pesquisa, por el temor a recibir malos tratos, o a ser clasificado como una persona promiscua o poco cuidadosa, por ejemplo”, enfatizó la experta.
La psicóloga también explicó que, al centrarse en colectivos considerados de riesgo, “aumenta la probabilidad de que otras personas sean subdiagnósticadas o piensen que por no pertenecer a estos grupos están indemnes de desarrollar la enfermedad, como ya ha pasado frente a cuadros como el VIH en el pasado”.
“Una de las estrategias que se podría utilizar es centrar la prevención en las conductas de riesgo y no en determinados sectores de la población, pues en relación a las prácticas sexo-afectivas, éstas pueden llevarse a cabo independiente de cual sea la orientación sexual, al igual que las medidas profilácticas que tomemos”, agregó Oda.
Contagio y síntomas
Según explica la epidemióloga y académica del Instituto de Ciencias de la Salud UOH, María Teresa Solís, el periodo de incubación de la enfermedad, es decir el tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas, suele ser de 6 a 13 días, aunque puede variar entre 5 y 21 días.
“Las personas con la enfermedad son contagiosas mientras tienen síntomas, normalmente entre las primeras dos y cuatro semanas. Las erupciones, los fluidos corporales (pus o sangre de lesiones en la piel) y las costras son particularmente infecciosos. Es por eso que se hace énfasis en evitar el contacto estrecho de las personas infectadas, lavado de manos y uso de equipo de protección personal si es necesario”, explicó la Dra. Solís.
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La epidemióloga aclaro que la viruela del mono es una enfermedad causada por un virus de la misma familia que la viruela. “Los síntomas suelen ser similares, aunque más leves. En un primer periodo de la infección (de los 0 a 5 días), se puede presentar fiebre, dolor de cabeza intenso, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor lumbar, dolores musculares y falta de energía”, explicó la experta.
“Posteriormente pueden aparecer unas erupciones en la piel, entre 1 a 3 días después de la fiebre y tiende a concentrarse en la cara y las extremidades (manos y pies). También pueden afectarse las mucosas orales, los genitales y las conjuntivas”, puntualizó Solís.
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