(CNN Español) – No distinguen edades, género, clases sociales ni nacionalidades. Los trastornos alimenticios son un mal silencioso que afectan a millones en todo el mundo y tiene consecuencias letales. Y más allá de que están relacionados directamente con la alimentación, en realidad expresan un trastorno de la salud mental que también tiene estrecha relación con cuestiones genéticas y de entorno de quienes lo sufren.
Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), entre los trastornos alimenticios más comunes se incluyen la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y los atracones.
Cada una de esas alteraciones en la alimentación tienen características diferentes, pero todas responden a problemas complejos y de la combinación de “factores biológicos, emocionales, psicológicos, interpersonales y sociales“, de acuerdo con la Asociación Nacional de Desórdenes Alimenticios de Estados Unidos (NEDA, por sus siglas en inglés).
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Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa se caracteriza por la auto inanición, es decir, la negativa de una persona a ingerir alimentos, lo que provoca una excesiva pérdida de peso, según NEDA.
El NIH, en tanto, explica que quienes sufren de anorexia nerviosa pueden “verse a sí mismas con sobrepeso, incluso cuando tienen un peso peligrosamente bajo”. Por eso se pesan repetidamente, hacen ejercicio en exceso y hasta llegan a usar laxantes para lograr perder peso.
Este tipo de trastorno tiene la tasa de mortalidad más alta de todos los trastornos mentales, según el NIH. “Si bien muchas personas que lo sufren mueren por efectos de la inanición, otras se suicidan”.
Según el doctor Elmer Huerta, experto en Salud Pública y colaborador de CNN en Español, el 85% que padece anorexia nerviosa son personas menores de 50 años.
Huerta explica además que ese tipo de trastorno alimenticio “es muy frecuente en los adolescentes, que todavía no tiene una personalidad sólidamente formada, todavía piensa mucho en la presión del grupo, en qué le dirán. Más si hay cuestiones genéticas, cuestiones del medioambiente”.
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“Aquellos que tienen una influencia genética, que heredan una vulnerabilidad mayor, van a manifestar anorexia en cualquier entorno. Pero para la mayoría de los individuos que lo sufren, la incidencia aumenta con el estado de desarrollo económico, de los medios de comunicación, es decir, cuán al tanto están los individuos de la cultura global”, le explicó el doctor Ovidio Bermúdez, especialista en medicina del adolescente y expresidente de la Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios de Estados Unidos, a la Dra. Marisa Azaret de CNN en 2019.
“Por lo general, estamos hablando de enfermedades que se manifiestan mayormente en países desarrollado”, agregó.
Bulimia nerviosa
A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas que sufren bulimia experimentan períodos con grandes atracones de comidas que son seguidos por purgas. En general, según NEDA, estas purgas se hacen de forma secreta.
Las purgas pueden ser a través del vómito autoinducido, de consumir excesivamente laxantes y pastillas de dieta, diuréticos, hacer ayunos o ejercicios excesivos.
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Las personas con bulimia puede estar “ligeramente bajo su peso normal, tener el peso normal, o tener sobrepeso, dice NEDA.
El NIH menciona una serie de consecuencias de ese comportamiento como la inflamación crónica y dolor de garganta; las glándulas salivales inflamadas en el área del cuello y la mandíbula y el esmalte dental gastado y dientes cada vez más sensibles y con caries como resultado de la exposición al ácido del estómago.
También pueden producirse irritación intestinal por abuso de laxantes; deshidratación severa; y niveles demasiado bajos o demasiado altos de sodio, calcio, potasio y otros minerales, lo que puede derivar en un accidente cerebrovascular o en un ataque cardíaco.
Trastorno por atracón
Las personas que sufren este tipo de trastorno pierden el control de su alimentación, explica el NIH.
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Aunque los períodos de atracones no son seguidos por purgas, como en la bulimia, sí hay ayunos o dietas repetitivas, y las personas tienen sobrepeso u obesidad. Según el NIH, es el trastorno alimenticio más común en Estados Unidos.
Entre los síntomas más frecuentes figuran el comer cantidades inusualmente grandes de alimentos en un período de tiempo específico; comer incluso cuando la persona está saciada o no tiene hambre; y comer rápido durante los episodios de atracones.
Muchas de las personas que sufren este tipo de trastorno alimenticio comen en secreto para evitar la vergüenza.
A quienes afectan los trastornos alimenticios
El Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos afirma que, si bien los trastornos aparecen con mayor frecuencia durante la adolescencia o la adultez temprana, también pueden desarrollarse durante la niñez o en edades más avanzadas.
Además, no distinguen orígenes raciales y afecta a ambos sexos, aunque la cantidad de casos es más alta en las mujeres que en los hombres.
“Los investigadores están encontrando que los desórdenes alimenticios afirman que son consecuencia de la interacción de factores genéticos, biológicos, conductuales, psicológicos y sociales”, dice el NIH.
“Aunque los trastornos alimenticios pueden comenzar con preocupaciones por la comida y el peso, son mucho más que solamente comida. La gente con trastornos alimenticios utiliza la comida y el control de la comida como un intento para compensar los sentimientos y emociones que de otra manera son vistos como insoportables”, advierte por su parte NEDA.
Entre los factores psicológicos que pueden provocar trastornos alimenticios, la asociación señala la “baja autoestima, los sentimientos de insuficiencia o falta de control de la vida; depresión, enojo o soledad”.
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En cuanto a los factores interpersonales figuran las “relaciones familiares y personales problemáticas; dificultades para expresar sentimientos y emociones”. También, historia de bullying y de abuso físico o sexual.
Los trastornos alimenticios pueden aparecer también por factores que tienen que ver con el entorno social de las personas, como la presión por la delgadez, por tener “un cuerpo perfecto”, definiciones muy concretas de belleza e incluso normas culturales que ponen especial valor a determinada condición física.
Incluso la alta exigencia relacionada a un deporte o a una actividad puede derivar en trastornos alimenticios, según explica Miguel Casares, nutricionista argentino.
“El 20% de los atletas de elite tienen algún trastorno en su conducta alimenticia. Se vuelve un factor de riesgo cuando el componente estético es determinante en el rendimiento deportivo. Bailarinas, disciplina por categorías de peso como lucha, jinetes, corredores”, señala.
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Cómo se tratan los trastornos alimenticios
Es indispensable que quienes asuman que sufren un trastorno alimenticio busquen tratamiento de manera temprana. Además de las complicaciones médicas, muchos de los casos derivan en suicidios.
Por eso existen distintos tipos de terapias que se ajustan a las necesidades individuales. Además de la atención médica y del asesoramiento nutricional, los trastornos alimenticios son tratados con psicoterapias y también con medicamentos.
Las psicoterapias pueden ser individuales, grupales o familiares. Para el caso de la anorexia nerviosa, resultan muy efectiva la terapia familiar, llamada enfoque de Maudsley, en la que los padres asumen la responsabilidad de alimentar a su hijo, según el NIH.
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