¿Te ha ocurrido en ocasiones en las que te encuentras completamente solo que hay personas o “algo” que se encuentra espiándote? Bueno, una nueva investigación sugiere que este síntoma es predictor de un deterioro cognitivo.
Los investigadores detallan que tener este sentimiento de sentirse observado con regularidad es un indicador predictivo y común en personas que sufren de Parkinson.
Para llegar a esta conclusión, investigadores del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva del Instituto Federal Suizo de Tecnología y de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital de Sant Pau, en Barcelona, se dedicaron a analizar la información médica de 75 pacientes con Parkinson en edades entre los 60 y 70 años.
Realizaron entrevistas neuropsicológicas para evaluar el deterioro cognitivo y electroencefalografía (EEG) para medir su cerebro en reposo. Además de preguntarles sobre cualquier experiencia de alucinaciones de presencias de otras personas.
Los análisis mostraron que aquellas personas que experimentaron alucinaciones al inicio de la progresión de la enfermedad sufren un deterioro cognitivo de la función ejecutiva frontal, la responsable de cubrir:
- La atención.
- La resolución de problemas.
- La regulación emocional.
- El control de impulsos.
También se detectó en las personas que padecen alucinaciones en el comienzo de su enfermedad un patrón de actividad oscilatoria theta frontal mejorada -de 4 a 8 Hz- en el cerebro.
La investigación demuestra que cualquier persona con Parkinson que está experimentando alucinaciones debe informar a su médico, ya que a menudo esto no se informa o se considera como un efecto secundario del tratamiento que pueden estar recibiendo.
“Ahora sabemos que las alucinaciones tempranas deben tomarse en serio en la enfermedad de Parkinson. Detectar los primeros signos de demencia significa un manejo temprano de la enfermedad, lo que nos permite desarrollar terapias mejoradas y personalizadas que intentan modificar el curso de la enfermedad y mejorar la función cognitiva”, explicó el neurólogo Olaf Blanke.
La investigación completa fue publicada en la revista Nature Mental Health.
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