En Chile, si bien los alimentos envasados ya contaban con etiquetas que indicaban su composición nutricional, éstas exigían una lectura detenida y el nuevo reglamento de Etiquetado de Alimentos, cuya primera parte se implementó a partir del año 2016, ha permitido a la población distinguir de manera más rápida aquellos productos menos saludables.
Con los sellos de advertencia “ALTO EN”, nuestro país fue pionero en implementar esta política pública y luego se sumó México, Perú e Israel.
A seis años de su puesta en marcha ¿cómo cambia la decisión del consumidor cuando se enfrenta a un producto con los sellos versus uno sin ellos?
Un equipo de expertos de la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica realizó un estudio que buscó resolver esta interrogante.
El equipo de investigación, compuesto por Carlos Noton, Daniel Schwartz, junto al alumno Sebastián Araya y el académico Andrés Elberg, seleccionó tres productos, entre cereales, galletas y chocolates con y sin sellos para evaluar la variación entre ellos en un periodo de tiempo.
El comportamiento de los consumidores frente a los sellos
Los resultados publicados en la revista Marketing Science sugieren que las compras de grupos socioeconómicos medios-bajos y familias con niños son susceptibles de ser modificadas por la provisión de información nutricional simplificada.
En la categoría de cereal, la nueva etiqueta de advertencia redujo la cantidad de compra en 6,2 puntos porcentuales y la probabilidad de compra en 5,8%. En el caso de las galletas y chocolates, el etiquetado difícilmente incorporó una información nueva.
“Los primeros atributos se han logrado en alguna medida. Sin embargo, la información debe también permitir comparaciones: nada es bueno o malo per se, sino que lo es en base a un punto de referencia. Mientras las personas tengan posibilidades de diferenciar productos (…), entonces las elecciones serán más fáciles”, señaló Noton en un comunicado.
Los resultados demuestran que las etiquetas de advertencia pueden no ser suficientes para frenar el comportamiento de compra de productos no saludables, pero las medidas adicionales, como prohibir los productos no saludables en las escuelas, pueden complementar la divulgación de información alimentaria.
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