Las carnes procesadas, como los completos (u hot dogs), el tocino, las salchichas y el salami, están vinculadas a diversas enfermedades graves, según nuevas evidencias. Un estudio reciente sugiere que limitar el consumo de estos alimentos puede ofrecer importantes beneficios para la salud pública a nivel global.
Investigadores de la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Carolina del Norte analizaron datos de salud pública y nutrición, creando una microsimulación que representaba una amplia población adulta. Sus hallazgos, publicados en The Lancet Planetary Health, indican que una reducción del 30% en el consumo de carne procesada podría prevenir cientos de miles de casos de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer colorrectal y muertes en un periodo de diez años.
La carne procesada, que contiene altos niveles de sodio y grasas saturadas, está claramente vinculada a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó la carne procesada como “carcinógena” en 2015, y un meta-análisis de 2021 encontró que consumir 50 gramos diarios de carne procesada aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%.
En comparación, la carne roja no procesada también presenta riesgos, aunque menos concluyentes. Los datos de consumo promedio muestran que la carne procesada se consume a un ritmo de aproximadamente 29 gramos por día, mientras que la carne roja no procesada se consume en alrededor de 46.7 gramos diarios.
El estudio sugiere que reducir un 30% tanto el consumo de carne procesada como de carne roja no procesada podría llevar a una disminución significativa en la incidencia de enfermedades crónicas. Sin embargo, la reducción en el consumo de carne procesada resultó ser más impactante en los modelos de simulación.
A pesar de estos hallazgos, la ingesta de carne procesada no ha disminuido significativamente en las últimas décadas en muchos países. Con la diabetes y las enfermedades cardiovasculares afectando a millones de personas en todo el mundo, reducir el consumo de carne procesada podría mejorar significativamente la salud pública global.
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