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Las personas que padecen diabetes tipo 2 deben estar constantemente controlando sus niveles de glucosa y administrarse insulina manualmente según sea necesario. Esto se debe a que las células beta del páncreas no son capaces de producir suficiente insulina que controle los niveles de glucosa en sangre del cuerpo.
Como una forma de mitigar estos molestos procedimientos, el equipo de investigadores del Hospital Universitario de Berna, en Suiza, y de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, diseñaron un páncreas artificial que, mediante una serie de algoritmos de software, puede ser controlado desde el teléfono.
El equipo portátil posee un sensor que se implanta debajo de la piel del usuario. Gracias a ello y mediante una app, se puede monitorear los niveles de glucosa en sangre y cuando estos son bajos, la bomba automatizada administra una dosis de insulina.
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Este innovador producto fue aprobado en 2016 por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos y apunta a los cuidados personalizados. El paciente podría retomar un estilo de vida más “despreocupado”, donde de forma inconsciente sus niveles siempre estarán positivos.
Prueba en humanos
Entre octubre de 2019 y noviembre de 2020, el equipo reclutó a 20 pacientes con diabetes 2 e insuficiencia renal que requieren diálisis, de los cuales 13 utilizaron primero el páncreas artificial y luego cambiaron a una terapia de insulina estándar, mientras que el segundo grupo hizo lo contrario.
Durante 20 días de estudios, los investigadores controlaron el tiempo en que los pacientes permanecieron en un rango objetivo de azúcar en sangre.
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Los resultados, publicados en Nature Medicine, demostraron que las personas que utilizaron el dispositivo pasaron un 53% en el rango objetivo, en comparación al 38% del tratamiento estándar.
El equipo no sólo mejoró los tiempos que pasaban dentro del rango objetivo, sino que también les entregó la tranquilidad de no controlar su condición en cada momento.
“Pudieron pasar menos tiempo teniendo que concentrarse en controlar su condición y preocuparse por sus niveles de azúcar en sangre, y más tiempo para seguir adelante con sus vidas“, dijo Roman Hovork, autor del estudio en un comunicado.
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