El sublinaje de la variante Delta del virus COVID-19 posee un elevado aumento de la transmisibilidad y de la capacidad de causar una forma grave de la enfermedad, motivo por el cual la Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como “variante preocupante”.
Pero aún no se sabe con claridad cómo funciona en nuestro organismo. Al parecer la respuesta estaría en una mutación que había pasado desapercibida hasta ahora.
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La variante Delta introduce más de su código genético en células huésped, aumentando así las posibilidades de que cada célula infectada propague el virus más rápido a otra célula que otras cepas, según reveló la revista Science.
Es “un gran problema”, dijo Michael Summers, biólogo estructural de la Universidad de Maryland al medio de comunicación.
¿De qué manera descubrieron esto?
La ganadora del Premio Nobel Jennifer Doudna y sus colegas, analizaron cómo las mutaciones en el genoma del coronavirus afectan su actividad de manera individual, a través de un “pseudovirus“, una construcción hecha a partir de un virus diferente, un lentivirus.
Doudna y su equipo crearon una herramienta de investigación llamada “partículas similares a virus” (VLP), que carece de genoma, puede unirse a las células de un laboratorio e invadirlas, pero no puede replicarse e infectar.
“Insertaron un fragmento de ARN mensajero (ARNm) que hace que las células invadidas por las VLP se iluminen y brillen. Cuanto más brillantes brillan las células después de ser infectadas con las VLP, más ARNm han entregado las VLP con éxito”, se lee en el artículo.
Esta mutación que se encuentra en la variante Delta hace que el virus produzca más partículas infecciosas y “por eso se propaga rápidamente”, explicó el biotecnólogo Abdullah Syed en el artículo.
Los científicos señalan que el sistema VLP permitirá a los investigadores estudiar cómo funcionan las cuatro proteínas estructurales del coronavirus.
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