Un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Illinois y publicado en The Journal of Nutrition, sugiere que la combinación de yogur y miel, común en la dieta mediterránea, podría potenciar los efectos probióticos del yogur. La investigación, liderada por la nutricionista Hannah Holscher, analizó cómo la miel podría ayudar a que las bacterias beneficiosas del yogur sobrevivan a los desafíos del sistema digestivo.
La miel, conocida por sus propiedades antibacterianas y prebióticas, fue el foco de experimentos en los que se mezcló con yogur inoculado con la bacteria probiótica Bifidobacterium animalis.
Los resultados mostraron que, aunque la miel no tuvo un efecto significativo en la supervivencia de las bacterias en la saliva o el ácido estomacal, sí demostró ser útil en fluidos intestinales, especialmente la miel de trébol.
El estudio, que incluyó a 62 adultos sanos, encontró que el consumo de yogur con miel de trébol favoreció la supervivencia de las bacterias probióticas en el intestino. Sin embargo, no se observaron cambios significativos en el tiempo de tránsito intestinal, frecuencia de movimientos intestinales, estado de ánimo o cognición.
Aunque la investigación destaca los beneficios potenciales de esta combinación, Holscher advierte que la miel sigue siendo un azúcar añadido y que su consumo debe ser moderado. A pesar de los hallazgos positivos, la nutricionista subraya que los probióticos no son adecuados para todos y que se necesita más investigación para comprender plenamente los efectos de esta combinación en la salud.
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