La nanotecnología aun para muchos suena a ciencia del futuro, pero está más cerca de lo que pensamos: ya se usan nanopartículas en aparatos como los celulares, pero también en los bloqueadores solares que están en el mercado. Es decir, puedes estar usando nanotecnología sin saberlo.
Sin embargo, los alcances tecnológicos que esta ciencia de frontera nos ofrece son mucho más ambiciosos: Los investigadores del grupo de Nanobiomedicina del CEDENNA estamos desarrollando un revolucionario tratamiento contra el cáncer mediante el uso de nanopartículas magnéticas que tiene el potencial de atacar células cancerosas sin dañar los tejidos sanos circundantes, como ocurre con un fármaco tradicional o un tratamiento invasivo.
En lo que respecta a los tumores malignos, ya existen fármacos que se encapsulan dentro de nanopartículas para dirigirlos específicamente a la zona afectada, lo que permite tratar específicamente el tejido enfermo, a diferencia de una quimioterapia que afecta todo el cuerpo de los pacientes.
Luego de ese primer gran avance, lo que estamos haciendo ahora es desarrollar una suerte de imanes de tamaño “nano” (una millonésima parte de un milímetro) que solo se magnetizan en presencia de un campo magnético alterno. Esto permite que luego de viajar por el flujo sanguíneo hasta el lugar preciso en que está el tumor sean excitados desde el exterior para que generen calor y puedan eliminar las células cancerosas.
Este método se está desarrollando por ahora experimentalmente y por definición podría servir para cualquier tipo de cáncer. A pesar de eso, sería más efectivo en los tumores más superficiales, como el de piel, de mama, de próstata, entre otros, de gran presencia en nuestro país.
Una de las principales ventajas es la especificidad. Como decíamos anteriormente, una quimioterapia convencional se distribuye en todo el cuerpo, sin distinguir entre células sanas o cancerosas, lo que provoca los efectos secundarios por todos conocidos que debilitan la salud de los pacientes.
Esta nueva solución nanotecnológica aún está en fase de ensayos preclínicos de laboratorio y próximamente iniciaremos su aplicación en animales para finalmente (estimamos que en un plazo de al menos cinco años) esté en uso para el tratamiento del cáncer en Chile.
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