Científicos de la Universidad de Tirku, en Finlandia, han demostrado a través de pruebas de laboratorio con animales y ensayos con humanos que más de la mitad de la población mundial está infectada con la bacteria Toxoplasma gondii (T.gondii).
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Se trata del parásito más común del mundo, uno capaz de manipular la apariencia de su huésped para volverlo más atractivo sexualmente. De esta forma, el parásito puede reproducirse y contagiar al nuevo huésped. Y así la cadena continúa y continúa.
¿Cómo un parásito puede volver a una persona más atractiva?
Para comprender esto, el equipo detalla en su estudio -publicado en la revista PerrJ– que los animales tienden a evitar a otros que parecen enfermos, lo que sugiere que las hembras no se aparean con machos infectados para proteger a su futura descendencia.
Entonces, para sobrepasar esto, algunos parásitos son capaces de desarrollar contraestrategias y manipular la apariencia, ocurriendo esto en humanos.
Para comprobar este singular estudio, el equipo infectó con T.gondii a ratas macho, descubriendo que sus niveles de testosterona presentaron cambios y las ratas hembras se sentían sexualmente más atraídas a ellos, eligiéndolos sobre las raras no infectadas.
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Ensayo en humanos
Reuniendo a 200 voluntarios de diferentes países como Finlandia, Inglaterra, Francia y México, los científicos mostraron varias imágenes de personas infectadas con la bacteria y sanos.
Allí, descubrieron que los participantes con el parásito eran calificados constantemente como más atractivos y sanos.
Como conclusión, indican que “se ha demostrado que Toxoplasma gondii puede mejorar directamente la actividad serotoninérgica y dopaminérgica del cerebro en sus huéspedes a través de alteraciones en la expresión génica (…). Es factible sugerir que los cambios físicos y de comportamiento observados en Toxoplasma, los sujetos infectados, incluidos los seres humanos, podrían estar relacionados con los efectos de este parásito en la arquitectura cerebral, así como en la síntesis y regulación de neurotransmisores y hormonas esteroides”.
Estos hallazgos establecen una guía para comenzar a investigar mucho más sobre este parásito, y quizá podría explicar por qué algunos seres humanos son más atractivos que otros.
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