No se trata de “mini-cerebros”, dicen enfáticos los investigadores de la Universidad de Ciencias de la Salud de Utah, quienes han desarrollado unos organoides similares a un cerebro, cultivado en placa Petri a partir de células humanas.
El objetivo de esta investigación es tener más información del cerebro y descubrir las diferencias que pueden contribuir al autismo.
En tan solo uno meses de cultivo, el equipo logró observar cómo estos organoides se autoorganizan y desarrollan capas de células que recuerdan a la corteza cerebral en el cerebro humano.
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¿De qué sirve estudiar estos organoides y comprender sobre el autismo?
Realizar un experimento como este permite a los científicos tener una mayor comprensión e identificar cómo funciona el interior de un organismo vivo (imposible de acceder si no es en placa Petri), descubriendo allí que los organoides diseñados para tener niveles más bajos del gen SHANK3 y padecer autismo, tienen características distintas, las que se traducen en:
- Neuronas hiperactivas que se dispersaban en la respuesta de estímulos.
- Neuronas que no pueden transmitir señales de una manera eficiente a otras neuronas.
- Las vías moleculares específicas se encuentran interrumpidas, provocando que las células no se adhieran entre sí.
“Un objetivo es usar organoides cerebrales para probar medicamentos u otras intervenciones para revertir o tratar trastornos”, detallan los autores del estudio.
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Luego de cinco meses de estudio, el equipo impulsó a las células madre humanas a convertirse en células neuroepiteliales, descubriendo que se fusionan en esferas, aumentan su tamaño y complejidad al ritmo en que el cerebro se desarrolla en un feto en crecimiento.
“Estamos comenzando a comprender cómo las estructuras neuronales complejas en el cerebro humano surgen de progenitores simples. Y podemos medir los fenotipos relacionados con la enfermedad utilizando organoides 3D que se derivan de células madre que contienen mutaciones genéticas”, agregan.
Para los autores del estudio, publicado en Nature Communications, este ayudará a comprender de mejor manera qué sucede en las primeras etapas de afecciones neurológicas, permitiendo tener una nueva hoja de ruta para el desarrollo de tratamientos preventivos.
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