(CNN Español) – Desde que comenzó la pandemia han aparecido varias variantes del nuevo coronavirus. En la actualidad, Ómicron y sus subvariantes son las que preocupan a Estados Unidos y Sudáfrica tras el aumento de infecciones.

El Dr. Elmer Huerta, especialista en salud pública, explica cuáles son las subvariantes de Ómicron y el posible impacto en este momento de la pandemia.

En las últimas semanas se viene documentando un aumento de casos de COVID-19 en Estados Unidos y en Sudáfrica, país que estaría en su quinta ola de la infección. Pero ¿qué tienen en común los casos de EE.UU. y Sudáfrica?

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La respuesta es que ambos eventos son consecuencias de la infección por miembros de la familia de subvariantes del nuevo coronavirus llamada BA u Ómicron. Hoy veremos cuáles son y cuál es su posible impacto en la pandemia.

Historia del inicio de la pandemia

Pero primero, un poco de historia.

Al comienzo de la pandemia, se identificó rápidamente que el nuevo coronavirus o SARS-CoV-2, era el agente causante de las infecciones y su genoma fue pesto en el internet por investigadores chinos, el 11 de enero de 2020, acción que sirvió para que científicos de todo el mundo desarrollaran las vacunas.

Sabiendo que ese virus original o salvaje era un virus de ARN –conocido por su potencial de mutación– muchos científicos temían que el nuevo coronavirus podía empezar a mutar rápidamente. Sin embargo, muchos otros científicos sostenían que los coronavirus –a pesar de ser un virus de ARN– tenían una baja capacidad de mutación.

La realidad demostró que los primeros tenían razón: el virus empezó a mutar.

Como lo escuchamos en el episodio del 1 de julio de 2020, la primera mutación documentada del virus fue la llamada G614D, la cual se presentó en la espiga del virus y fue descubierta en el primer semestre de 2020, primero en Europa y luego en Estados Unidos. Se postuló que esa mutación podía aumentar la capacidad infecciosa del virus.

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Posteriormente, nos fuimos acostumbrando a saber de nuevas mutaciones, siendo quizás, como lo escuchamos en el episodio del 5 de enero de 2021, el anuncio de la variante alfa en el Reino Unido a fines de diciembre de 2020, el que inició la larga lista de variantes que han dado la vuelta al mundo.

Durante 2021, se descubrieron múltiples variantes, las que, por decisión de la Organización Mundial de la Salud, fueron bautizadas con las letras del alfabeto griego. Así, hemos tenido las variantes Beta, Gamma, Delta, Épsilon, Lambda y Mu entre otras.

Hasta que llegó el 24 de noviembre de 2021, fecha en que el ministro de Salud de Sudáfrica anunció al mundo que se había identificado una nueva variante, bautizada como BA.1.

La llegada de Ómicron

En menos de 48 horas, la OMS la declaró una variante de preocupación y le dio un nombre griego, asignándole la letra Ómicron, describiéndose al mismo tiempo otras dos subvariantes, la BA.2 y la BA.3, englobándolas como la familia Ómicron .

Y aquí es donde la historia de las variantes toma un curso imprevisto.

Eso debido a que el análisis genómico de la variante Ómicron BA.1 reveló que no era –como se esperaba– una descendiente directa de la variante delta, que era el último eslabón de las variantes anteriores, sino que Ómicron provenía de una línea evolutiva completamente diferente del nuevo coronavirus.

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Ese hecho es fundamental para entender el comportamiento de las subvariantes BA, el cual se caracteriza por su enorme capacidad de contagio y su capacidad de evadir los anticuerpos neutralizantes producidos por vacunación o enfermedad natural.

Hasta el momento, los miembros de la familia BA son BA.1 u Ómicron, BA.2, BA.3, BA.4, BA.5 y BA.2.12.1.

Aumentan casos de COVID-19 en EE.UU.

Veamos ahora lo que está pasando en Estados Unidos, país en el que los casos de COVID-19 han aumentado en más de 50% en los estados de Washington, Mississippi, Georgia, Maine, Hawai, Dakota del Sur, Nevada y Montana.

En la ciudad de Nueva York, más del 25% de la población vive en una zona con altos niveles de COVID-19, que –de acuerdo con los criterios de los CDC– obligarían al reinicio en el uso de las mascarillas. Por su parte, las hospitalizaciones en el país durante la primera semana de mayo han aumentado en 10% con respecto a la semana anterior.

Hasta el momento de escribir este episodio, la variante BA.2 es la dominante en Estados Unidos, y es responsable del 62% de los casos de COVID-19, cifra que ha disminuido desde el 70% de la semana anterior.

Pero esa no es la única variante. En las últimas semanas se ha encontrado que la variante BA.2.12.1, identificada por primera vez a comienzos de abril, tiene una velocidad de diseminación 25% más rápida que la de la variante BA.2 y causa ya el 37% de los casos de COVID-19 en Estados Unidos y se espera que se vuelva la variante dominante en las próximas semanas.

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Las otras subvariantes de Ómicron

Pero ¿qué hay de las otras variantes BA?

Pues en Sudáfrica, las variantes BA.4 y BA.5 están provocando una quinta ola en ese país, representando el 60% de los casos de COVID-19 al final de abril.

Esas variantes se están expandiendo a otras partes del mundo, por ejemplo, BA.4 ha sido encontrada en 15 países y 10 estados de Estados Unidos, y la BA.5 está en 13 países y cinco estados estadounidenses.

Por su parte, la variante BA.2.12.1 ha sido encontrada ya en 22 países, aunque como mencionamos, la mayoría de los casos está en Estados Unidos.

El comportamiento de las variantes de Ómicron

¿Y qué se sabe del comportamiento de las variantes BA?

Es muy interesante saber que además de que cada una de las variantes BA es más contagiosa que la anterior, se ha visto también que son capaces de evadir los anticuerpos neutralizantes que se producen como respuesta a las vacunas o a la infección natural.

Al respecto, una reciente prepublicación de investigadores chinos encuentra que el haber tenido una infección previa por la variante Ómicron o BA.1, no brinda una protección completa contra la infección por las variantes BA.4 y BA.5.

Después de enfrentar estas variantes BA.4 y BA.5 contra los anticuerpos neutralizantes de personas vacunadas y no vacunadas con historia de haber tenido infección por Ómicron , se vio que los anticuerpos de personas no vacunadas y que habían pasado la infección por Ómicron , neutralizaron siete veces menos a las variantes BA.4 y BA.5.

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Por su parte, los anticuerpos de personas vacunadas y convalecientes de Ómicron , neutralizaron tres veces menos a BA.4 y BA.5

Los autores concluyen que la infección por Ómicron “no es una buena vacuna” y la gente no debe confiarse que por haber tenido ya una infección por Ómicron , estará protegida de una nueva infección, especialmente si no está vacunada.

En resumen, y analizando lo ocurrido con lo sucedido con las variantes BA.1 u Ómicron y la BA.2, es posible que las variantes BA.4, BA.5, y quizás BA.2.12.1 puedan causar nuevas olas de infección en el mundo por lo que la vacunación es fundamental para evitar el daño que puedan producir sobre todo en personas susceptibles, vulnerables.

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