(CNN) – Cuando las autoridades de Sudáfrica alertaron sobre la nueva variante Ómicron el pasado jueves, las acciones se desplomaron en todo el mundo y hasta 70 países, incluido Estados Unidos, impusieron prohibiciones y restricciones de viaje a los países del sur de África.

La respuesta instintiva siguió a la noticia de que la variante tenía un número inusualmente alto de mutaciones, lo que los científicos temían que pudiera hacerla más transmisible y dar lugar a la evasión inmunológica.

Todavía se desconoce mucho sobre Ómicron, como su origen, su gravedad y su transmisibilidad. Los investigadores también se apresuran a descubrir si podría desplazar a las variantes existentes y convertirse en la dominante, como ocurrió con la variante Delta.

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Los primeros “indicios” muestran que las personas que han recibido el refuerzo de la vacuna contra el coronavirus están “protegidas” contra la nueva variante, dijo el martes el ministro de Sanidad de Israel, Nitzan Horowitz.

Esto se produce después de que los informes de Sudáfrica sugirieran que la mayoría de los casos de la variante Ómicron han sido leves hasta ahora. Pero esos casos eran “en su mayoría [entre] gente joven de todos modos. Así que yo diría que no sabemos [si la nueva variante causa una enfermedad más grave que las anteriores]”, declaró el domingo a CNN el Dr. Francis Collins, director de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).

Los científicos afirman que tomará semanas averiguar cuán peligrosa es la nueva variante. Pero, por lo pronto, sí sabemos que Ómicron se ha encontrado en Europa, con casos de transmisión comunitaria identificados en muestras anteriores de COVID-19 antes de que entraran en vigor las restricciones de viaje.

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Las autoridades sanitarias de los Países Bajos dijeron este martes que Ómicron estaba presente en su territorio una semana antes de que llegaran dos vuelos procedentes de Sudáfrica con el virus. Se cree que al menos uno de los casos se contrajo en los Países Bajos, dijo la viróloga del RIVM Chantal Reusken a la emisora nacional NOS.

Nueve casos de Ómicron están relacionados con un evento privado del 20 de noviembre en Escocia, días antes de que Sudáfrica anunciara la existencia de la variante. La primera ministra Nicola Sturgeon declaró el martes en el Parlamento escocés que ninguna de las personas tenía un historial de viajes recientes o vínculos conocidos con otras personas que hubieran viajado desde el sur de África.

Estos casos han llevado a algunos a cuestionar la necesidad de la avalancha de restricciones de viaje, que ha desencadenado una ola de resentimiento en el continente africano. Muchos consideran que las prohibiciones son otro ejemplo de cómo los africanos soportan el peso de la formulación precipitada de políticas sobre la pandemia, en la que los países ricos acumulan dosis de vacunas y recursos en detrimento de las naciones más pobres.

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“La ciencia de excelencia debe ser aplaudida y no castigada”, dijo el sábado el Ministerio de Asuntos Exteriores de Sudáfrica, añadiendo que las restricciones eran “similares a castigar a Sudáfrica por su avanzada secuenciación genómica y la capacidad de detectar nuevas variantes más rápidamente”.

“Establecer prohibiciones de viaje que apuntan a África atenta contra la solidaridad mundial”, dijo al día siguiente el director regional de la Organización Mundial de la Salud para África, Matshidiso Moeti. “El COVID-19 explota constantemente nuestras divisiones. Solo conseguiremos vencer al virus si trabajamos juntos para encontrar soluciones”.

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