Desde hace algunos años diferentes estudios han sugerido que hacer ejercicio y estar en una buena forma física podrían aplacar los efectos perjudiciales de la obesidad y el sobrepeso para la salud cardíaca.
Sin embargo, una nueva investigación publicada en la revista European Journal of Preventive Cardiology reveló que un estilo de vida físicamente activo no puede anular por completo las consecuencias nocivas que el exceso de peso corporal tiene para el corazón.
“Han existido propuestas controvertidas de políticas de salud para priorizar la actividad y el estado físicos por encima de la pérdida de peso (…) Nuestro estudio buscó aclarar los vínculos entre la actividad, el peso corporal y la salud del corazón”, sostuvo Alejandro Lucía, autor del estudio.
Para llegar a esta conclusión, los expertos analizaron los datos de más de 500 mil españoles, con una edad promedio de 42 años, quienes se clasificaron por peso corporal y nivel de actividad física, según las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Posteriormente, el equipo investigativo examinó la salud cardiovascular de los participantes clasificándolos por diabetes, colesterol alto y presión arterial alta, todos los cuales son factores de riesgo importantes frente a la ocurrencia de accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos.
Tras los diferentes análisis, los investigadores descubrieron que los voluntarios con sobrepeso y obesidad presentaban un mayor riesgo cardiovascular que los participantes con peso normal, independientemente de los niveles de actividad física que realizaran.
“No se puede estar ‘gordo pero sano’. Este fue el primer análisis a nivel nacional que mostró que no es probable que la actividad física elimine los efectos perjudiciales para la salud del exceso de grasa corporal”, detalló Lucía, quien es profesor de fisiología del ejercicio en la Universidad Europea de Madrid.
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A pesar de el ejercicio no eliminaría las consecuencias negativas para la salud cardíaca, el equipo descubrió que cualquier actividad, en todos los niveles de IMC, se asoció a un menor riesgo de padecer diabetes, hipertensión arterial o colesterol alto. Es decir: No suprime, pero si reduce la amenaza.
“La lucha contra la obesidad y la inactividad es igualmente importante; debería ser una batalla conjunta. La pérdida de peso debe seguir siendo un objetivo primordial de las políticas sanitarias, junto con la promoción de estilos de vida activos”, recalcó Lucía, según consignó Agencia EFE.
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