Una de cada cuatro personas en todo el mundo experimentará un accidente cerebrovascular en su vida, una condición en la que se interrumpe el suministro de sangre a una parte del cerebro.
Los sobrevivientes a este padecimiento, a menudo quedan con problemas a largo plazo, como debilidad muscular o parálisis. Inclusive, son comunes las dificultades en los movimientos de los brazos y las manos. Pero investigadores de la Universidad de Pittsburgh y la Universidad Carnegie Mellon aseguraron que encontraron una manera de restaurar esos movimientos mediante la estimulación de las células nerviosas dentro de la médula espinal.
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De acuerdo a los expertos, un accidente cerebrovascular puede provocar la interrupción de las conexiones entre las regiones del cerebro y la médula espinal que controlan los movimientos de los brazos y las manos. Si bien algunas señales del cerebro aún se transmiten, no son fuertes como para desencadenar la actividad en las neuronas motoras.
El análisis, publicado en la revista Nature Medicine, señala que la nueva propuesta utiliza un conjunto de delgados electrodos metálicos implantados a lo largo del cuello para emitir impulsos eléctricos que activan las células nerviosas del interior de la médula espinal.
Los expertos implantaron conjuntos de electrodos en dos pacientes con accidente cerebrovascular con debilidad crónica en las extremidades superiores después del accidente cerebrovascular.
Los electrodos se dejaron colocados durante 29 días y los dos participantes se sometieron a cuatro horas de prueba al día, cinco días a la semana, un total de cuatro semanas a partir de los cuatro días posteriores a la implantación de los electrodos.
“Es increíble porque puedo mover el brazo y la mano de formas que no había hecho en casi una década”, señaló a The Guardian Heather Rendulic, una de las pacientes beneficiadas.
Cuando se estimulan las neuronas sensoriales, las neuronas motoras reciben una excitación adicional, haciéndolas más receptivas a las señales del cerebro. Así se amplifican las señales que instruyen a los músculos a moverse.
La estimulación también permitió a los participantes completar una serie de tareas como abrir una cerradura, dibujar una espiral o comer con un tenedor. Si bien los pacientes con accidentes cerebrovasculares con deficiencias leves pueden necesitar los electrodos implantados durante un período más corto, aquellos con deficiencias más graves necesitarán la tecnología de manera permanente.
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