“La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón”, señaló alguna vez la destacada flautista española Magdalena Martínez y tal parece que su reflexión no dista mucho de la realidad científica.
Lo anterior se debe a que un nuevo estudio reveló que escuchar música se relaciona con una significativa reducción de la ansiedad y el dolor posteriores a una cirugía cardíaca mayor.
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En su publicación realizada en la revista científica Open Heart, los investigadores señalaron que el ingreso postoperatorio a unidades de cuidados intensivos (UCI) expone a los pacientes a situaciones estresantes que perjudican su condición.
“Estos factores de estrés pueden conducir a una hospitalización más prolongada y un mayor uso de benzodiazepinas y opioides, con su riesgo inherente de efectos secundarios y eventos adversos”, manifestaron. Al mismo tiempo que alzaron la importancia de las terapias no farmacológicas.
“La música no tiene efectos secundarios, por lo que es prometedora en esta población”, enfatizó el equipo en su estudio. Asimismo, recalcaron que este hallazgo proporciona evidencias sobre el efecto beneficioso de la intervención musical perioperatoria, es decir, antes y después de la cirugía.
El equipo analizó los datos de 16 estudios que examinaron el efecto de la música en la atención posterior a una intervención. En general, se recopiló información de mil pacientes, donde un 90% de los procedimientos involucró injertos de derivación de arterias coronarias o reemplazo de válvulas.
“Una intervención musical es relativamente económica (…) Estudios anteriores en poblaciones quirúrgicas mixtas han encontrado efectos beneficiosos estadísticamente significativos de la música grabada perioperatoria sobre la ansiedad, el dolor y la respuesta al estrés neurohormonal de los pacientes”, concluyeron.
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