A medida que los casos de cáncer aumentan entre los adultos jóvenes, un estudio reciente ha identificado 17 tipos de cáncer que son más prevalentes en la Generación X y los millennials en comparación con generaciones anteriores. Publicado en The Lancet Public Health, el estudio destaca las diferencias significativas en las tasas y tipos de cáncer entre adultos nacidos entre 1920 y 1990.
Entre los cánceres destacados, el cáncer de útero muestra un aumento impactante del 169% en su tasa de incidencia para aquellos nacidos en la década de 1990 en comparación con los nacidos en la década de 1950. El Dr. William Dahut, director científico de la Sociedad Americana del Cáncer, explica que se analizaron 34 tipos de cáncer, de los cuales 17 mostraron un aumento en la incidencia entre jóvenes menores de 50 años.
Los tipos de cáncer identificados incluyen cáncer gástrico de cardias, cáncer de mama positivo para el receptor de estrógeno, cáncer de páncreas y cáncer de colon y recto, entre otros. Los investigadores, de la Sociedad Americana del Cáncer y la Universidad de Calgary, analizaron datos de más de 23 millones de pacientes diagnosticados y más de 7 millones de muertes asociadas con el cáncer entre 2000 y 2019.
El estudio sugiere que el aumento en la incidencia de ciertos cánceres en jóvenes puede estar relacionado con cambios en el entorno o el estilo de vida. La Dra. Andrea Cercek, oncóloga médica, menciona que muchos de los cánceres en aumento están vinculados a la obesidad, destacando que el cáncer relacionado con la obesidad podría estar relacionado con la salud infantil de los afectados.
Aunque el estudio presenta malas noticias, también revela aspectos positivos: los cánceres relacionados con el tabaquismo, como el cáncer de pulmón, han disminuido en las generaciones más jóvenes, gracias a las campañas de prevención y vacunación contra el VPH.
Los hallazgos indican que se necesita mayor concienciación sobre los signos y síntomas del cáncer en adultos jóvenes. Dahut enfatiza que es crucial buscar atención médica ante síntomas inusuales, como sangrado anormal, dolor persistente o ganglios linfáticos anormales, ya que retrasar un diagnóstico puede llevar a un peor pronóstico.
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