Los microplásticos, diminutas partículas de plástico con un tamaño menor a 5 mm, se han convertido en una preocupación global debido a su presencia en distintos ecosistemas, desde lo alto de las montañas hasta las profundidades del océano.
Ahora, dos estudios recientes han profundizado en el impacto de los microplásticos en la salud humana, descubriendo efectos en el cerebro y revelando su presencia en el corazón, incluso en un órgano cerrado.
Estos descubrimientos subrayan la necesidad de una mayor investigación sobre cómo los microplásticos pueden afectar la salud humana a medida que se refuerzan propagándose en diversos entornos.
Microplástico en el corazón
El primer estudio fue llevado a cabo por la Capital Medical University en Beijing, China, y se exploró la presencia de microplásticos en el corazón y en el torrente sanguíneo.
Utilizando muestras de tejido cardíaco y sangre fueron recolectadas durante cirugías cardíacas. Mediante el uso de imágenes infrarrojas con láser, se identificaron microplásticos en el corazón y en los tejidos rojos, así como en las muestras de sangre.
Los investigadores encontraron nueve tipos de microplásticos en cinco tipos de tejido cardíaco, y se observaron millas de partículas individuales en la mayoría de las muestras de tejido.
La autora principal del estudio, cuyo nombre no proporcionaron en la información, indicó que los resultados sugieren que “los microplásticos pueden acumularse en el corazón a pesar de estar encerrados en la cavidad torácica, y que los procedimientos médicos invasivos podrían permitir el acceso directo al torrente sanguíneo y los tejidos.
La investigación fue publicada en la revista Environmental Science & Technology.
Microplástico en el corazón
El segundo estudio fue desarrollado por investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Daegu Gyeongbuk de Corea del Sur (DGIST) y se centró en examinar el efecto de los microplásticos degradados en el cerebro.
Estos microplásticos, que han sufrido daños debido a la exposición a factores como la luz ultravioleta y el viento, fueron administrados a ratas en un estudio.
Los resultados revelaron un aumento significativo en la expresión de proteínas inflamatorias relacionadas con la neurodegeneración y la muerte celular en el cerebro de las ratas expuestas a los microplásticos degradados. Además, se demostró una respuesta inflamatoria en las células microgliales humanas, que son clave en la regulación de la inflamación cerebral.
El líder del estudio, Seong-Kyoon Choi, comentó: “A través de un análisis basado en la proteómica, hemos identificado, por primera vez, que el plástico que se filtra al medio ambiente sufre un proceso acelerado de erosión, transformándose en microplásticos secundarios que pueden servir como sustancias neurotóxicas, lo que lleva a una mayor inflamación y muerte celular en el cerebro.”
El artículo completo fue publicado en la revista Environmental Research.
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