El río Mapocho es el principal cuerpo de agua de la capital. El caudal ha estado inserto en la cultura popular, como canciones de Victor Jara o Ángel Para; también en libros (como Mapocho de Nona Fernández) y películas.
Su turbiedad fue, de manera lamentable, fue incluida dentro de los caudales más contaminados del mundo por un estudio global que analizó más de 200 ríos. Pero un grupo de científicos de la Universidad de Chile realizó un nuevo hallazgo que quizá, cambiará la forma en la que se observa este caudal.
Mientras los investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina probaban la capacidad de la bacteria causante del cólera de sobrevivir en las aguas del río, terminaron detectando dos nuevos inhibidores de patógenos, es decir, dos bacterias con potencial antibiótico.
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Las bacterias se denominan Pseudomona koreeinsis I1 y Desemzia inserta I2, y se caracterizan por tener una capacidad de inhibición de amplio espectro. La primera de ellas es de una familia conocida por producir moléculas antimicrobianas, algunas de ellas de uso comercial. Por su parte, la segunda fue descrita hace más de ochenta años en Alemania, pero solo logró aislarse unas tres o cuatro veces desde entonces.
“Muy probablemente vamos a salvar el problema de encontrar moléculas ya conocidas. Nuestro proyecto tiene que ver con el descubrimiento y caracterización de esas moléculas, en el contexto del crítico problema para la humanidad que significa la resistencia de los antibióticos a las bacterias”, señaló a Prensa UChile, Víctor García, académico del programa de Microbiología y Micología del Instituto de Ciencias Biomédicas.
El desarrollo de antibióticos es probablemente el mayor desafío sanitario del mundo para el transcurso del siglo. Por ejemplo, en nuestro país existen zonas geográficas como el desierto de Atacama o la Antártica, donde las bacterias pueden sobrevivir a condiciones geográficas y ambientales muy especiales.
El grupo de investigadores espera determinar la identidad de los componentes antibióticos en ambos microorganismos encontrados en el río Mapocho. “Lo que estamos haciendo es algo que siempre se ha hecho: buscar antibióticos en los microorganismos que viven en diferentes nichos ecológicos. Siempre la fuente natural de los antibióticos han sido los mismos microorganismos, pues están habituados a antagonizar entre ellos en la naturaleza (…). Los científicos, una vez que entendimos eso muy temprano en el desarrollo de la microbiología, empezamos a buscar los antimicrobianos en diferentes lugares”, explicó el académico de la Universidad de Chile.
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