El mansplaining es una palabra que proviene del neologismo anglófono basado en la composición de las palabras man (hombre) y explaining (explicar).

Es una “expresión de violencia psicológica” que se manifiesta sobre todo en el ámbito laboral y académico, explicó a La Tercera la psicóloga clínica y académica de la Universidad Diego Portales, Guila Sosman.

“Se trata de no escuchar, no validar sus opiniones, explicar nuevamente lo que ya han dicho o interrumpir para mostrar superioridad intelectual. Este tipo de prácticas perpetúa las dinámicas de violencia de género en las que no se deja expresar libremente a las mujeres y finalmente se las silencia”, dijo al medio de comunicación.

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Pero, ¿cuáles son los efectos de esta práctica ante explicaciones de un hombre o las reacciones de las personas ante esta situación? Un nuevo estudio en Estados Unidos quiso indagar en esto.

Caitlin Briggs, investigadora egresada de la Universidad Estatal de Michigan y sus colegas, pidieron a 128 personas que imaginaran que habían sido designados para un comité encargado de asignar fondos de bonificación a trabajadores que lo merecían.

Después de revisar las descripciones de los candidatos preseleccionados, se reunieron con dos actores, uno de los cuales cuestionó si habían entendido la tarea y procedió a explicársela. En algunos casos, esta persona era un hombre y en otros una mujer.

“Lo que descubrimos fue que las mujeres en gran medida tenían resultados negativos como resultado de ser explicadas por hombres, mientras que no afectó tanto a los hombres”, contó Briggs a The Guardian.

Esta sensación no fue compartida por los voluntarios hombres a quienes una mujer les dio una explicación condescendiente. De acuerdo a Briggs, lo percibieron como una actitud grosera, pero no sintieron que fuera de manera diferente si provenía de un hombre o una mujer. Tampoco atribuyeron a un sesgo de género.

“Los resultados demostraron que ante una explicación condescendiente, la falta de reconocimiento o interrupción de la voz, las mujeres reaccionaron de manera más negativa y era más probable que consideraran el comportamiento como un indicio de sesgo de género cuando el comunicador era un hombre. Se discuten las implicaciones para mejorar las comunicaciones en el lugar de trabajo y abordar los posibles sesgos de género en la comunicación en las organizaciones”, se lee en el análisis publicado en Journal of Business and Psychology.

Las imágenes de video también mostraron que las mujeres hablaban menos palabras después de que un hombre les hablara con condescendencia.

Para Briggs, la información sobre mansplaining podría incorporarse en la capacitación en el lugar de trabajo. Mientras que las reuniones virtuales también podrían monitorearse para saber con qué frecuencia se interrumpe o se ignora a las personas cuando hablan.

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Mansplaining en el lugar de trabajo

Chelsie Smith de la Universidad de Carleton en Ottawa, Canadá, y sus colegas entrevistaron a 499 adultos de EE.UU. y Canadá sobre sus experiencias laborales recientes y les preguntaron si habían experimentado la mansplaining, con qué frecuencia ocurría y el género del perpetrador.

Esto dio como resultado otra investigación, que se publicó en Journal of Management & Organization. El análisis señala que la “explicación masculina” era generalizada y casi todos los individuos la habían experimentado al menos una vez en el último año, independientemente de su género.

“Mansplaining puede hacer que los empleados sientan que están infravalorados o no valorados en su lugar de trabajo, o como si no pertenecieran, incluso si no hubo una intención negativa por parte del instigador”, sostuvo Smith.

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