Los secretos cerebrales de los atletas olímpicos: más allá de la fuerza física

El oro olímpico se otorga a cuerpos de todas las formas y tamaños, todos perfectamente afinados para cumplir con los altos estándares de su disciplina. Sin embargo, no es solo la fuerza física lo que distingue a estos atletas; características únicas en sus sistemas nerviosos juegan un papel crucial.

Investigaciones muestran que los atletas olímpicos poseen una mayor capacidad para filtrar ruidos externos y enfocarse en estímulos importantes. Un estudio de 2019 de la Universidad Northwestern encontró que los estudiantes-atletas de primera división tienen una mayor respuesta al sonido en comparación con sus pares no atletas, sugiriendo una habilidad superior para concentrarse en sonidos cruciales mientras ignoran distracciones.

Además, la investigación indica que los atletas tienen un enfoque visual intenso conocido como “ojo quieto”. Un estudio de 2018 de la Universidad Estatal de Florida reveló que los tenistas expertos pueden mantener períodos prolongados de enfoque visual, lo que se traduce en mejores golpes. Este fenómeno no es exclusivo del tenis, sino que se observa en diversos deportes.

La coordinación motora es otro aspecto donde los cerebros de los atletas de élite se destacan. En buceadores de élite, por ejemplo, se ha observado un aumento en el grosor de la corteza cerebral en áreas asociadas con la percepción espacial y el movimiento corporal. Además, los circuitos entre las regiones corticales y el estriado, esenciales para coordinar secuencias de movimientos, están más desarrollados en estos atletas, según un estudio del Instituto Max Planck.

El impulso para alcanzar la excelencia también puede estar influenciado por factores genéticos. Según reportó ScienceAlert, un estudio de la Universidad de Parma identificó genes relacionados con el desarrollo muscular y el comportamiento, destacando el gen del transportador activo de dopamina (DAT), involucrado en el gasto de energía y la búsqueda de recompensas. Este impulso genético podría explicar en parte la motivación inquebrantable de los atletas para buscar la gloria olímpica.

Estas investigaciones sugieren que el éxito de los atletas de élite no se debe solo a su entrenamiento físico, sino también a una combinación de habilidades cerebrales innatas y desarrolladas que les permiten llevar su rendimiento al límite.