La comunidad médica aún investiga qué provoca el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) de los bebés menores de un año.
Generalmente, esta muerte repentina e inexplicable está asociado con el sueño y la incapacidad de detectar acumulación de dióxido de carbono en la sangre.
Ahora, esto podría cambiar gracias a que la Dra. Carmel Harrington, del Hospital Pediátrico de Westmead, en Australia, se ha dedicado desde 1991 a investigar ese fenómeno y ha realizado grandes avances.
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La Dra. Harringotn inició este estudio luego que en 1991 perdiera trágicamente a su hijo de dos años, Damien, por este síndrome.
Junto a su equipo, la experta en Medicina del Sueño encontró un marcador bioquímico en la sangre de los bebés que podría detectar el riesgo de sufrir SMSL.
Indicador que cambia las reglas del juego
“Es un avance pionero en el mundo. Es necesario llevar a cabo más investigaciones con urgencia para determinar si la medición rutinaria de la BChE podría potencialmente ayudar a prevenir futuras muertes por SMSL”, detallan los investigadores en BioSpace.
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El equipo llegó a este resultado luego de comparar gotas de sangre seca tomadas a 36 bebés al nacer que luego fallecieron por SMSL, 41 que murieron por otras causas y 655 supervivientes.
Allí descubrieron que los bebés muertos por SMLS tienen niveles más bajos de la enzima butirilcolinesterasa (BChE), la que juega un papel importante en la vía de activación del cerebro.
Al poseer niveles bajos, reduce la capacidad de que los bebés dormidos puedan despertarse o responder a su entorno.
Incluso, esta enzima es capaz de ayudar a los bebés que poseen poco oxígeno a despertarse y llorar cuando se sienten en peligro o incómodos.
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