Las “zonas azules o blue zones” son las lugares del planeta donde las personas viven vidas considerablemente más largas que el promedio. En aquellos territorios podemos encontrar octogenarios, nonagenarios e incluso algunos supercentenarios, es decir, personas que han alcanzado los 110 años.
Allí, la presencia de cáncer, enfermedades coronarias o neurodegenerativas tienen una escasa incidencia. Estos individuos, además de llevar vidas más saludables y equilibradas, poseen un gen antienvejecimiento, un tipo de “gen mutante sano”.
Los científicos creen que este gen ayuda a mantener sus corazones jóvenes al protegerlos contra enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Ahora, un nuevo estudio dirigido por científicos de la Universidad de Bristol y el Grupo MultiMedica en Italia establece que uno de estos genes mutantes saludables, el BPIFB4 frecuente en los centenarios, puede proteger células procedentes de pacientes con insuficiencia cardíaca que requieren un trasplante.
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Los hallazgos, publicados después de tres años en la revista Cardiovascular Research, revelan que una sola administración del gen antienvejecimiento mutante detuvo el deterioro de la función cardíaca en ratones de mediana edad.
Pero lo más sorprendente fue cuando se administró a ratones de edad avanzada, cuyos corazones presentaban las mismas alteraciones observadas en pacientes humanos de edad avanzada, el gen hizo retroceder la edad del reloj biológico del corazón en el equivalente humano de más de 10 años.
“La función del corazón y los vasos sanguíneos se pone en juego a medida que envejecemos. Sin embargo, la velocidad a la que estos cambios dañinos El tabaquismo, el alcohol y el sedentarismo aceleran el reloj del envejecimiento, mientras que comer bien y hacer ejercicio retrasan el reloj del corazón”, señaló en un comunicado el autor principal, Paolo Madeddu.
Por su parte, los investigadores italianos realizaron las pruebas en células cardíacas humanas. Los expertos administraron el gen en células cardíacas de pacientes ancianos con problemas cardíacos graves, incluido el trasplante y luego compararon su función con la de individuos sanos.
Según la científica del grupo, Monica Cattaneo, constataron un proceso de rejuvenecimiento cardíaco. “Las células cardíacas de los pacientes ancianos con insuficiencia cardíaca han vuelto a funcionar correctamente, demostrando ser más eficientes en la producción de sangre nueva“, explicó.
Los centenarios transmiten sus genes saludables a su descendencia y el estudio demuestra por primera vez que un gen saludable que se encuentra en personas centenarias podría transferirse a personas no emparentadas para proteger sus corazones.
Es posible que en el futuro se encuentren otras mutaciones con un potencial curativo similar o incluso superior al investigado por esta investigación.
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