Frío invernal: ¿Un mito o una realidad en la propagación de resfriados?

A medida que las temperaturas caen en todo el país, con máximas y mínimas registrando más de 3°C por debajo del promedio climático del mes, los trabajadores al aire libre se enfrentan a un invierno potencialmente peligroso. Según datos de la plataforma meteorológica Meteored, estamos experimentando el mayo y junio más fríos de las últimas seis décadas, con temperaturas extremas muy por debajo de lo esperado para estos meses.

Aunque es un pensamiento común que el frío invernal puede causar resfriados, los médicos y la ciencia parecen discrepar. Si bien las bajas temperaturas favorecen la proliferación de los resfriados, no producen enfermedades como tal.

A pesar de que no podemos contraer resfriados simplemente por estar expuestos al frío, es crucial mantener una actitud preventiva. Expertos de VivoLab explican que “La mayoría de los agentes patógenos causales del resfriado se replican en las fosas nasales. El hecho de que esta parte de nuestro cuerpo esté más fría y seca durante el invierno podría disminuir la eficacia de las barreras biológicas naturales y facilitar la replicación vírica”.

Pablo Ponce, prevencionista de riesgos y experto en seguridad de Maryun, subraya la importancia de vestirse en capas para mantener una buena salud durante el invierno. Se recomienda generalmente utilizar tres capas y un buen calzado, preferiblemente de cuero, junto con calcetines térmicos hechos de materiales orgánicos como lana merino o algodón.

La primera capa, que es crucial, es una capa térmica que va pegada al cuerpo, cuyo objetivo principal es retener el calor. Los materiales que se utilizan para esta capa incluyen poliéster, poliamida y lana merino. La segunda capa debe proporcionar alta resistencia mecánica y permitir gran capacidad de movimiento, ofreciendo protección térmica y mecánica. Las prendas adecuadas para esta capa suelen ser polerones, poleras y polerones de chiporro.

Finalmente, la tercera capa incluye chaquetas, parkas y otras prendas más gruesas, que deben tener capacidad de acolchado para generar aire entre las capas, proporcionando un aislamiento adicional.