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Durante años, el equipo de investigadores de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, han intentado desarrollar un modelo mucho más rápido y maleable para sus experimentos, pero encontraron limitaciones para que los ratones alcanzaran sus extremidades, esto porque carecen de biomecánica y la naturaleza necesaria para tales movimientos.
Los investigadores, en conjunto con un proyecto en ratones, lograron desarrollaron una técnica para estudiar la neurociencia del control motor de los ratones.
“Ahora tenemos un enfoque en un ratón en el que podemos utilizar todas las herramientas de la neurociencia moderna para resolver este problema realmente clásico del control motor“, señaló Jesse Goldberg, autor principal del estudio y profesor asociado de neurobiología y comportamiento.
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El equipo empleó cámaras de alta velocidad para observar cómo los ratones, con su lengua, buscaban el origen del agua en vez de lamer el chorro. Por ello, los surtidores de agua fueron equipados con sensores de contacto.
Se utilizó este tipo de cámaras porque su movimiento ocurre en escalas de tiempo cercanas a los 100 milisegundos por lamido.
Al mismo tiempo que los roedores genéticamente modificados realizaban esta acción, usaron su experimento de activación cerebral para ampliar la corteza motora anterolateral, para apagar y encender diferentes partes del cerebro.
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“Las señales eléctricas allí exhibieron una notable similitud con los tipos de señales eléctricas que las personas observaron en las tareas de alcance de primates“, agregó Goldberg.
Los siguientes pasos del equipo es utilizar esta herramienta para poder descubrir, por primera vez, los orígenes de las señales cerebrales patógenas en trastornos neurológicos, como la enfermedad del Parkinson.
El estudio se publicó en la revista Nature.
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