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Buenas noticias para aquellos que aún se encuentran dudando si es necesario extraerse los terceros molares (o quienes estén obligados por el dentista), ya que científicos de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, descubrieron que hacerlo puede mejorar la capacidad del gusto.
Para llegar a esta conclusión, el equipo revisó los datos de 1255 pacientes que participaron, durante 20 años, en una evaluación quimiosensorial en el Centro de Olor y Sabor de la universidad, allí:
- 891 pacientes se habían extraído sus muelas del juicio.
- 364 aún conservaban los terceros molares.
Cada persona realizó la prueba de “identificación completa”, en la que bebieron sorbos de distintos componentes (cinco concentraciones diferentes de sacarosa, cloruro de sodio, ácido cítrico y cafeína), para luego escupirlos. Allí, indicaron si la solución dejaba un sabor dulce, salado, agrio o amargo.
Los resultados obtenidos, y publicados en la revista Chemical Senses, indican que las personas que han recibido una extracción molar en el pasado, mejoran -en promedio- de un 3% a un 10% su capacidad para saborear.
El equipo cree que esto podría ser provocado por dos razones:
- La extracción provoca un daño que libera la inhibición de los nervios que irrigan las papilas gustativas en la parte posterior de la boca, aumentando la sensibilidad.
- Debido a una hipersensibilidad en la cavidad bucal, se acentúan gradualmente las respuestas neuronales del tejido irritado.
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“Los efectos son sutiles, pero pueden dar una idea de cómo la mejora a largo plazo en la función neuronal puede resultar de la alteración del entorno en el que se propagan los nervios”, dijo Richard Doty, director del Centro de Olor y Sabor de la Universidad de Pensilvania y autor principal del estudio.
Los terceros molares, cordales o muelas del juicio aparecen en el 65% de la población mundial, erupcionando o no, y representa una herencia filogenética de los homínidos, proveniente de hace 3,2 millones de años.
Si bien estos molares ayudan a triturar los alimentos, hoy en día la mandíbula del humano se ha modificado y esto significa que estos cordales provocan un intenso dolor en la cavidad bucal, ya que de romper o no la encía, al ser muy grandes provocan presión a los otros dientes.
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