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Durante los últimos años hemos presenciado que cada vez los niños llegan antes a la pubertad y esto provoca el desarrollo de personas mucho más altas. Si bien este efecto en la altura se ha relacionado con el consumo de una dieta adecuada, científicos lograron descifrar el enigma de este mecanismo.
El equipo de expertos, dirigidos por investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, indican que es de conocimiento global que como una forma de informar al cerebro sobre su salud nutricional y provocar el crecimiento, las señales de la comida que se consume pueden llegar hasta el hipotálamo.
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Sin embargo, ahora descubrieron que este proceso -llamado MC3R- es uno crucial entre la comida, el desarrollo sexual y el crecimiento. “No es simplemente magia; tenemos el diagrama del cableado completo de cómo esto sucede“, indicó Stephen O’Rahilly, coautor del estudio.
A paper in Nature reports that rare variants in MC3R are associated with puberty timing, linking nutritional sufficiency and the melanocortin system to the regulation of sexual maturation. https://t.co/0u0ecuLKXS pic.twitter.com/Ms35uvG5jN
— nature (@Nature) November 4, 2021
Para llegar a ello, analizaron el diseño genético de más de medio millón de personas registradas en UK Biobank (base de datos con inflación genética y de salud). Posterior a ello, descubrieron que su hipótesis es correcta, puesto que las personas con mutaciones en ambas copias del gen MC3R, eran muy bajas y comenzaron su proceso de pubertad aproximadamente a los 20 años.
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Lo increíble de ello es que descubrieron que los roedores poseen este mecanismo de crecimiento, según indican en su paper publicado en la revista científica Nature.
Si bien es un estudio sin precedentes, lo importante de es que podrá servir como una guía para desarrollar terapias o medicamentos efectivos que ayuden a los niños que sufren retraso en su crecimiento o quienes padecen enfermedades crónicas que terminen por debilitar sus músculos.
“Investigaciones futuras deberían estudiar si medicamentos que activen el MC3R podrían ayudar a redirigir las calorías a los músculos y otros tejidos no grasos para mejorar la funcionalidad física de esos pacientes“, agregó el profesor de la Universidad de Cambridge.
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