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A principios del siglo XX, la rápida popularidad de la radio doméstica generó preocupación en los padres de Estados Unidos. Esto porque a mediados de la década de 1930, 9 de cada 10 hogares tenían radio y se estimaba que los niños pasaban hasta 3 horas al día escuchando los dispositivos.
“Si queremos comprender la relación entre la tecnología y el bienestar hoy en día, primero debemos volver atrás y mirar los datos históricos, desde cuando a los padres les preocupaba que demasiada televisión les daría a sus hijos ojos cuadrados las preocupaciones contemporáneas que tenemos sobre las nuevas tecnologías en foco”, explicó Matti Vuorre, autor principal del estudio y científico del Instituto de Internet de Oxford.
Investigadores de la Universidad de Oxford señalan que el constante uso de dispositivos digitales y redes sociales por parte de los adolescentes en la actualidad se ha comparado con el uso de la televisión y videojuegos por parte de los adolescentes durante la década de 1990 y principios de 2000.
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Es por ello que el equipo analizó 30 años de datos que abarcan tres estudios a gran escala para intentar detectar si los problemas de salud mental en los adolescentes ha aumentado con el tiempo en relación al uso de la tecnología.
El estudio encontró poca evidencia que muestre que el constante uso de la tecnología sea algo dañino con el tiempo para la salud mental de los jóvenes. Asimismo, encontraron acotada evidencia de que el uso de redes sociales estaba ligeramente relacionado con el aumento de los problemas emocionales de los jóvenes.
Sin embargo, en contraste a esa información, los datos revelaron una disminución en relación entre el uso de la tecnología y la depresión en la última década.
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“A medida que se acumulen más datos sobre el uso de las tecnologías emergentes por parte de los adolescentes, nuestro conocimiento de ellas y sus efectos en la salud mental será más preciso“, indicó el director del Instituto Computacional de Oxford y autor principal del estudio Andrew Pzrybylski.
Pzrybylski ha investigado este impacto de las tecnologías en la salud mental durante varios años y en su trabajo anterior descubrió que el tiempo frente a una pantalla digital tiene poco impacto en el bienestar de los adolescentes o en sus patrones de sueño.
El autor ha enfatizado en la necesidad de utilizar nuevos matices en los estudios académicos sobre el tiempo frente a las pantallas con el objetivo de poseer mayores enfoques en cómo se utiliza la tecnología y de qué manera afecta o beneficia a los jóvenes.
El estudio fue publicado en la revista Clinica Psychological Science.
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