La depresión es un trastorno que se debe a una alteración en los neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y según la Asociación Estadounidense de Psicología (APA por sus siglas en inglés), es una condición que va más allá de la tristeza. Este problema afecta a más de 264 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ahora, un estudio en el que participaron miles de personas en Finlandia ha identificado un posible culpable microbiano en algunos casos de depresión. El estudio, publicado en Nature Genetics, investigó sobre cómo la genética y la dieta afectan el microbioma, evaluando la composición genética de 6 mil participantes entre 2002 y 2018, sus microbios intestinales, sus dietas, estilos de vidas, uso de medicamentos recetados y salud.
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Al parecer, dos secciones del genoma humano parecen influir sobre los microbios presentes en el intestino: uno contiene el gen para digerir la lactosa, el azúcar de la leche y el otro ayuda a especificar el tipo de sangre. Cuando se trataba de depresión, dos bacterias que causan infecciones en pacientes hospitalizados, Morganella y Klebsiella , parecían desempeñar un papel causal.
Morganella aumentó significativamente en una encuesta microbiana de las 181 personas en el estudio que luego desarrollaron esta enfermedad. Sin embargo, dicha bacteria ya había sido relacionada a la depresión en 2008 y este estudio es una “prueba más” de que la inflamación causada por los microbios intestinales puede influir en el estado de ánimo.
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Los efectos de la depresión pueden ser duraderos y alterar drásticamente la calidad de vida de una persona. No está claro si esos déficits microbianos realmente ayudan a causar los trastornos, pero los hallazgos han generado una carrera para aprovechar los microbios intestinales y las sustancias que producen como posibles tratamientos para una variedad de trastornos cerebrales.
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