Cientos de investigaciones han demostrado cómo los desechos plásticos están contaminando a niveles microscópicos el ecosistema marino, llegando a encontrarse en el interior de los huevos de las aves.
Otros estudios han identificado que también están presentes en los humanos, específicamente en las heces de los bebés. Ahora, una nueva investigación descubrió la presencia de microplásticos en la barrera cerebral de la sangre.
El equipo del Instituto de Ciencia y Tecnología Daegu Gyeongbuk se propuso investigar el peligro que representa la infiltración de microplásticos, para lo que utilizaron roedores y les administraron por vía oral microplásticos de poliestirenos de dos micrómetros durante siete días.
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Utilizaron roedores porque, al igual que los humanos, poseen una barrera hematoencefálica que impide la entrada de la mayoría de las sustancias extrañas y sólidas. Sin embargo, durante el análisis descubrieron que los microplásticos pudieron abrise camino y traspasarla.
Una vez llega al cerebro, se acumulan en las células microgliales -clave en el mantenimiento del sistema nervioso central- impactando su capacidad de proliferar y provocando cambios en su morfología, como última instancia conduciendo a una apoptosis o muerte cerebral programada.
¿Cómo afectaría a los humanos?
El equipo se propuso investigarlo y experimentó con células microgliales humanas, donde sorpresivamente observaron los cambios en su morfología, alteraciones en la expresión de genes relevantes del sistema inmunológico, anticuerpos y microARN, además de apoptosis.
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“Los microplásticos, especialmente los microplásticos con un tamaño de 2 micrómetros o menos, comienzan a depositarse en el cerebro incluso después de la ingestión a corto plazo en un plazo de siete días, lo que resulta en apoptosis y alteraciones en las respuestas inmunitarias y respuestas inflamatorias“, dijo el Dr. Seong Kyoon Choi, autor del estudio, en un comunicado.
El estudio completo fue publicado en Science of The Total Environment.
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