En la comunidad científica ya es ampliamente aceptado que la sinopsis -pequeño espacio entre las ramas de las neuronas vecinas del cerebro- ocupa un papel relevante en la formación de la memoria en nuestro cerebro.
Varias investigaciones han tratado de descubrir cómo y dónde se forman, incluso, existen dos estudios sumamente avanzados en que detallan haber descubierto una forma de borrar los recuerdos.
La primera, de forma similar a la película “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, el equipo de la Universidad de Cambridge descubrió que al administrar un betabloqueante en el cerebro de roedores, observaron una proteína capaz de actuar como un biomarcador de los malos recuerdos que responden a las emociones.
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Por otro lado, científicos de la Universidad de Kioto se inspiraron en el la película “Hombres de Negro” y desarrollaron un sistema neuronal-óptico capaz de borrar los recuerdos.
Ahora, de forma diferente a ambos estudios previos, el equipo de científicos de la Universidad del Sur de California (USAC), en Estados Unidos, se propuso llegar a la génesis de nuestros recuerdos, y lo lograron.
Utilizando ingeniería genética en los peces, cada vez que ocurría una sinapsis esta resplandecía. Esto era detectado por un microscopio láser que utiliza bajos niveles de luz para reducir el daño celular, y así tomar imágenes del cerebro de los animales, según indica el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Para inducir la formación de memorias, los animales fueron condicionados con dos estímulos: uno neutro y otro desagradable.
Cuando su cabeza era calentada con el láser infrarrojo, esto les provoca un sentimiento de desagrado, lo que resultaba en la intención de nada y mover su cola, identificando una formación de memoria asociada entre la luz y calor.
“Durante los últimos 40 años, la sabiduría común fue que se aprende cambiando la fuerza de las sinapsis, pero eso no es lo que encontramos en este caso“, indicó Carl Kesselman, autor del estudio en un comunicado.
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