Un nuevo estudio publicado en Environmental Science & Technology reveló que el aire dentro de los vehículos personales está contaminado con retardantes de llama nocivos, algunos de los cuales están asociados con riesgos para la salud, incluido el cáncer. Los fabricantes de automóviles añaden estos productos químicos a la espuma del asiento y otros materiales para cumplir con un estándar de inflamabilidad desactualizado, sin evidencia comprobada de beneficios para la seguridad contra incendios.
Según la autora principal del estudio, Rebecca Hoehn, científica de la Universidad de Duke, los resultados son preocupantes, especialmente considerando que el conductor promedio pasa alrededor de una hora en el automóvil todos los días. Esto representa un problema significativo de salud pública, especialmente para conductores con viajes más largos y pasajeros infantiles.
El estudio, que analizó 101 automóviles modelo 2015 o más recientes en Estados Unidos, encontró que el 99% de los vehículos contenían tris (1-cloro-isopropilo) fosfato (TCIPP), un retardante de llama bajo investigación como posible carcinógeno. Además, la mayoría de los autos también tenían otros ésteres de fosfato organofosforados, incluidos tris (1,3-dicloro-2-propilo) fosfato (TDCIPP) y tris (2-cloroetilo) fosfato (TCEP), ambos identificados como carcinógenos.
El clima cálido se asoció con mayores concentraciones de retardantes de llama en el aire de la cabina debido a que la emisión de gases de los materiales interiores aumenta con las temperaturas más altas. Además, los investigadores confirmaron que la espuma del asiento es una fuente importante de estos productos químicos en el aire de la cabina.
El estudio resalta la necesidad de actualizar los estándares de inflamabilidad de los vehículos para eliminar el uso de retardantes de llama.
Los retardantes de llama también se han relacionado con efectos negativos en la salud, como daños neurológicos y reproductivos. Además, estudios han demostrado que la exposición a estos productos químicos puede afectar negativamente el coeficiente intelectual de los niños y aumentar el riesgo de cáncer.
Para reducir la exposición a retardantes de llama en los automóviles, se recomienda abrir las ventanas y estacionarse a la sombra. Sin embargo, los expertos enfatizan la necesidad de reducir la cantidad de estos productos químicos agregados a los vehículos para garantizar la seguridad de los ocupantes y prevenir riesgos para la salud.
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