Un nuevo estudio sugiere que los peculiares sonidos que producen los bebés, como chillidos y gruñidos, podrían ser intentos de practicar el control vocal necesario para el habla. Este hallazgo podría tener importantes implicaciones para la detección temprana de trastornos de comunicación.
Investigadores de la Universidad de Alabama analizaron los sonidos emitidos por 130 infantes durante su primer año de vida, utilizando grabaciones realizadas en casa por sus cuidadores. La Dra. Hyunjoo Yoo, autora principal del estudio, destacó que los chillidos y gruñidos tienden a ocurrir en grupos, lo que podría ser un marcador útil en la detección de trastornos de comunicación.
El estudio, publicado en la revista Plos One, reveló que más del 60% de las grabaciones mostraron agrupaciones de chillidos o gruñidos en comparación con los sonidos de vocales conocidos como vocantes. Los investigadores analizaron 21 segmentos de cinco minutos de cada grabación, excluyendo los casos donde los infantes estaban dormidos, lo que resultó en 15,774 segmentos de 1,104 grabaciones.
“No hubo un solo infante que, al evaluar todas las grabaciones disponibles, no mostrara un caso significativo de agrupación de chillidos o de gruñidos”, señaló el equipo de investigación, según reportó The Guardian.
La agrupación de estos sonidos se observó en todos los grupos de edad, desde el nacimiento hasta los 13 meses, sugiriendo que algún mecanismo de exploración vocal está presente desde el comienzo de la vida. Sin embargo, los infantes de 3 a 4 meses mostraron los valores promedio más bajos para la agrupación de chillidos y gruñidos, lo cual fue inesperado dado que este período se asocia tradicionalmente con el inicio del juego vocal.
Un hallazgo sorprendente fue que, a diferencia de la agrupación de gruñidos, se encontraron mayores proporciones de chillidos después de los cinco meses de edad, lo que podría deberse al desarrollo del control sobre las cuerdas vocales.
La Dra. Yoo añadió que los cuidadores podrían ayudar a expandir los repertorios vocales de los infantes y la protoconversación al imitar estos sonidos. Este estudio destaca la importancia de los primeros sonidos en el desarrollo vocal y su potencial para detectar y abordar tempranamente posibles problemas de comunicación en los infantes.
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