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Expertos han detallado que para diseñar una hoja de ruta en la producción de vacunas contra el COVID-19, es necesario conocer qué tipos de anticuerpos son los más probables que produzca un cuerpo humano.
Lo interesante es que el cuerpo humano es capaz de producir aproximadamente un billón de anticuerpos diferentes, pero cuando se observa que diversas personas están produciendo anticuerpos bastantes similares contra un determinado virus, esto se denomina respuesta de anticuerpos convergente.
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Ya al poseer una respuesta convergente, los científicos son capaces de poder diseñar una vacuna y mejorar la capacidad de respuesta de las personas.
Es por ello que un equipo de científicos de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign (UIUC), en Estados Unidos, se propuso estudiar las características de los anticuerpos creados por personas infectadas con la cepa original del COVID-19.
“Antes de comenzar el estudio, las variantes no eran un gran problema. A medida que surgían, queríamos ver si los anticuerpos comunes que identificamos eran capaces de unirse a variantes más nuevas“, indicó Timothy Tan, coautor del estudio.
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Ante la propagación de nuevas variantes, los resultados del estudio, publicado en Nature Communications, indicaron que los anticuerpos convergentes no tienen la capacidad para unirse a las cepas.
Esto entrega nuevas implicaciones en la capacidad que poseen las variantes para poder reinsertar a las personas que ya contrajeron versiones anteriores del COVID-19, además de poner en duda la eficacia continua de las vacunas y la necesidad de rediseñar las dosis de refuerzo.
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