(CNN) – Si tienes un historial de asma o alergias, podrías tener un riesgo mayor de desarrollar hipertensión y otras enfermedades cardíacas, según un nuevo estudio.
Los adultos de entre 18 y 57 años que han padecido un trastorno alérgico tenían un mayor riesgo de sufrir hipertensión arterial, según la investigación, que se presentará en la conferencia de primavera del Colegio Estadounidense de Cardiología y la Sociedad Coreana de Cardiología en Gyeongju, Corea del Sur.
Los investigadores señalaron que el mayor riesgo de hipertensión se detectó entre las personas con asma.
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La hipertensión y el colesterol, junto con la falta de ejercicio, la obesidad, la diabetes, el tabaquismo y los antecedentes familiares de problemas cardiovasculares, son factores clave que contribuyen a las enfermedades cardíacas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés).
El mayor riesgo es el asma
Según los investigadores, estudios anteriores también habían encontrado una correlación entre los trastornos alérgicos y las enfermedades cardíacas, pero la relación era controvertida. En esta última investigación, los científicos pusieron a prueba su hipótesis utilizando datos de más de 10.000 personas con alergias que participaron en la Encuesta Nacional de Salud de 2012, una encuesta dirigida por el Gobierno a la población de Estados Unidos.
Cada persona tenía asma o al menos un trastorno alérgico, como una alergia respiratoria, alimentaria o cutánea.
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Además del riesgo de hipertensión arterial, la investigación también encontró un mayor riesgo de enfermedad de las arterias coronarias para las personas de entre 39 y 57 años con alergias. La enfermedad de las arterias coronarias se produce cuando se acumula placa en las paredes de las arterias que llevan la sangre al corazón.
Basándose en sus resultados, los investigadores animaron a los médicos a añadir una evaluación del riesgo cardiovascular a los exámenes clínicos de las personas con asma y alergias.
“En el caso de los pacientes con trastornos alérgicos, los médicos deberían realizar una evaluación rutinaria de la presión arterial y un examen de rutina para detectar enfermedades coronarias, con el fin de garantizar que se apliquen tratamientos tempranos a quienes padecen hipertensión o enfermedades coronarias“, señaló en un comunicado el autor principal del estudio, Yang Guo, investigador posdoctoral del Hospital Shenzhen de la Universidad de Beijing.
La pregunta es por qué
Aunque investigaciones anteriores mostraron una conexión entre padecer alergias y un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, “la pregunta es por qué”, dijo el neumólogo Dr. Raj Dasgupta, profesor asistente de Medicina Clínica en la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California.
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“No podemos demostrar realmente la causalidad, pero la ciencia sí muestra que está relacionado con los mediadores proinflamatorios, cosas que desencadenan la inflamación en el cuerpo”, dijo Dasputa, que no participó en el estudio.
Las histaminas, por ejemplo, aumentan el flujo sanguíneo en la zona a la que ataca el alérgeno, lo que hace que el sistema inmunológico envíe anticuerpos, desencadenando así la inflamación. Por eso, muchos medicamentos para la alergia son antihistamínicos, diseñados para contrarrestar esa respuesta inflamatoria.
Aunque la inflamación es la forma que tiene el cuerpo de luchar contra los agentes patógenos, una respuesta hiperactiva o duradera es un factor subyacente en muchas enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardíacas.
Los antihistamínicos restringen el flujo sanguíneo, al igual que otros medicamentos antialérgicos de venta libre, como los que contienen la “letra D, que es la pseudoefedrina”, explica Dasgupta. “Esos estrechan los vasos sanguíneos no solo de la nariz sino del resto del cuerpo, lo que puede provocar una presión arterial alta y un aumento del ritmo cardíaco”.
Otros medicamentos también pueden tener un efecto negativo en el sistema cardiovascular, como los esteroides que suelen recetarse para los ataques de asma y las emergencias, dijo Dasgupta.
“Los esteroides aumentan la presión arterial, aumentan el azúcar en la sangre y tanto la presión arterial alta como los niveles altos de azúcar en la sangre son factores de riesgo muy importantes para la enfermedad arterial coronaria y el accidente cerebrovascular”, dijo. “También pueden provocar un aumento de peso, que es otro factor de riesgo”.
Si añadimos todo esto a otros desencadenantes de la inflamación crónica en el organismo, como el azúcar, los alimentos muy procesados y fritos, el estrés, la falta de sueño, la falta de ejercicio y la contaminación, por nombrar algunos, la respuesta “podría ser multifactorial: la respuesta inmunológica, los medicamentos y todas estas cosas juntas”, dijo Dasgupta.
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