Un tercio de los estudiantes universitarios sufren depresión o ansiedad en su primer año, según estudio

De acuerdo a los expertos, la transición a la vida universitaria coincide con el período máximo de aparición de enfermedades mentales, las que comienzan en casi el 75% de los adultos jóvenes.

Dentro de los trastornos más comunes están la ansiedad y la depresión, conocidos como “trastornos internalizantes”, ya que se experimentan internamente y a menudo incluyen los sentimientos de soledad y tristeza.

Los investigadores de la universidad pública de Kingston, Canadá, se propusieron averiguar si esto se puede predecir en estudiantes de primer año sin ansiedad y depresión preexistente.

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Para ello, realizaron una serie de encuestas desde septiembre de 2018 hasta marzo de 2019 -tiempo que coincide con el inicio del primer trimestre y el inicio del período de exámenes, respectivamente-.

En los test se consultó por información adicional como:

• Educación parental.
• Adversidad temprana en la vida: si sus padres se divorciaron o sufrieron un abuso sexual, fisicoquímico o emocional.
• Aparición de trastornos del estado de ánimo o ansiedad en su vida.
• Cantidad y frecuencia del consumo de alcohol.
• Consumo de cannabis, analgésicos, opiáceos o psicodélicos.
• Consumo de pastillas para dormir y estimulantes sin receta.

El resultado observacional arrojó que el 27% de los estudiantes presentaron síntomas de depresión en el inicio de su primer año académico, lo cual aumentó a un 37% en marzo de 2019.

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En tanto, los alumnos que se sintieron conectados con la vida universitaria y sus compañeros, tuvieron entre un 18% y 14% de probabilidades de recuperarse de la depresión o ansiedad.

Sin embargo, el estudio, publicado en BMJ Open, demostró que el aumento en el consumo de drogas representó un 16% de riesgo de desarrollar niveles clínicamente significativos de síntomas de depresión.

Si bien se trata de un estudio realizado en Canadá, sus hallazgos podrían no ser aplicables en otras universidades del mundo, ya que depende de implicancias políticas, programas de salud mental en el gobierno y universidad, y la disponibilidad de participar en actividades extracurriculares, entre otros.