A medida que uno va envejeciendo, nuestro sistema inmunitario comienza a sufrir de forma natural una degradación drástica, condición llamada inmunosenescencia.
Esto se traduce que a mayor edad, el perfil inmunológico se debilita y provoca que un gran número de glóbulos blancos desgastados circulen por el cuerpo, además, de que son pocos los que se encuentran “frescos”, listos para enfrentarse a los invasores.
Este conocimiento inmunitario no solo está asociado con padecer cáncer, sino que también desarrollar enfermedades cardiovasculares, un mayor riesgo de neumonía, menor eficacia de las vacunas y el envejecimiento de los órganos.
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Científicos de la Escuela de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California (USC en inglés) se propusieron comprender por qué existen diferencias de salud entre adultos de la misma edad.
Revisando enormes estudios nacionales, analizaron la respuesta de una muestra nacional de, 5744 adultos mayores de 50 años, quienes respondieron un cuestionario diseñado para evaluar sus experiencias de estrés:
- Estrés social
- Estrés crónico
- Estrés por la vida cotidiana
- Estrés laboral
- Estrés por discriminación
- Estrés por evento postraumático, entre otros.
Luego, sus muestras sanguíneas fueron analizadas mediante citometría de flujo, una técnica de laboratorio que permite contar y clasificar las células sanguíneas a medida que pasa por una corriente estrecha frente a un láser.
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¿Cuál fue el resultado?
Al analizar los datos encontraron que las personas que tienen un mayor puntaje de estrés poseen un perfil inmunológico que parecía mayor. Presentan altos porcentajes de glóbulos blancos desgastados y un porcentaje bajo de células combatientes de enfermedades.
“La asociación entre los eventos estresantes de la vida y menos células T listas para responder, o ingenuas, se mantuvo fuerte incluso después de controlar la educación, el tabaquismo, la bebida, el IMC y la raza o el origen étnico”, detallan.
El estudio presentado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences ( PNAS en inglés ) estipula que una mala alimentación y falta de ejercicio está asociado con el envejecimiento inmunológico más acelerado.
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