Los trastornos neurológicos, como la adicción, la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), afectan a millones de personas en todo el mundo. Estas condiciones, conocidas por su complejidad y dificultad de tratamiento, presentan un desafío considerable para la medicina moderna. Sin embargo, un nuevo enfoque en el campo de la neurociencia podría cambiar este panorama, ofreciendo una esperanza renovada sin necesidad de intervenciones invasivas.
Investigadores de la Escuela de Ciencias de la Vida de la EPFL, liderados por Friedhelm Hummel y el postdoctorado Pierre Vassiliadis, han desarrollado una innovadora técnica de estimulación cerebral no invasiva llamada Estimulación Eléctrica por Interferencia Temporal Transcraneal (tTIS).
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Esta tecnología apunta a regiones profundas del cerebro, responsables de funciones cognitivas cruciales y vinculadas a diversas patologías neurológicas y psiquiátricas. La investigación, publicada en Nature Human Behaviour, marca un avance significativo en el tratamiento de estas condiciones.
Este nuevo método se basa en el concepto de interferencia temporal, previamente explorado en modelos de roedores y ahora traducido con éxito a aplicaciones humanas. Un par de electrodos se configura a una frecuencia de 2000 Hz y otro a 2080 Hz.
Modelos computacionales precisos de la estructura cerebral permiten posicionar los electrodos en el cuero cabelludo de manera que sus señales se intersecten en la región objetivo. La ligera disparidad de frecuencia de 80 Hz entre las dos corrientes se convierte en la frecuencia de estimulación efectiva dentro de la zona objetivo, enfocando el efecto únicamente en la región deseada sin afectar el tejido cerebral intermedio.
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El foco de esta investigación es el estriado humano, una región clave en los mecanismos de recompensa y refuerzo. Al aplicar estimulación del estriado a 80 Hz, el equipo encontró que podían interrumpir su funcionamiento normal, afectando directamente el proceso de aprendizaje.
El potencial terapéutico de esta investigación es inmenso, especialmente para condiciones como la adicción, la apatía y la depresión, donde los mecanismos de recompensa son cruciales.
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