Las dificultades traídas por el distanciamiento social, la sensación de inseguridad y los miedos asociados a la salud, marcaron las respuestas de las personas mayores durante el periodo inmediato al estallido social y el inicio de la pandemia por COVID-19. Pero este escenario estaría quedando en el pasado, según indican los resultados de la VI Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez, realizada por el Centro de Estudios de Vejez y Envejecimiento de la Universidad Católica (CEVE-UC) y Caja Los Andes.
La encuesta, que se realiza desde hace 17 años, estudia diversas variables que componen la calidad de vida de las personas mayores, como su salud, economía, participación social, redes de apoyo y uso de tecnologías.
En relación con la satisfacción con la vida, subió entre el año 2007 y 2016, bajando luego del estallido social y la pandemia, para recuperarse y alcanzar un 73%. El 84% considera que tiene adecuadamente satisfechas sus necesidades de alimentación, y el 81% sus necesidades de vivienda.
“En esta sexta medición (…) recuperamos los niveles de satisfacción que la encuesta había graficado en sus resultados previos al estallido social, y que en esa época también disminuyeron por la pandemia. En la medición anterior, bajó la satisfacción con las condiciones económicas y con las pensiones de las personas mayores, principalmente porque el estallido social visibilizó estos problemas, y después vino la pandemia en que el aislamiento social incidió también, al igual que todas las preocupaciones asociadas a la salud”, señala en un comunicado Soledad Herrera, directora de CEVE-UC.
El 64% percibe que tiene adecuadamente satisfechas sus necesidades de atención de salud y el 71% siente que tiene adecuadamente satisfechas sus necesidades de transporte.
Un tercio de las PM usa celular para escuchar música (Spotify, Apple Music o Youtube). El 26% señala usar el celular para juegos y el 23% para ver videos, películas o series (Netflix o Youtube).
Además, casi todas las preocupaciones que habían aumentado en el post-estallido social volvieron al nivel del año 2016, excepto la preocupación por que entren a robar a su casa, que se mantuvo (47% en el 2022), y que le asalten en la calle que aumentó el 2022.
Las fuentes de ingresos de los consultados son principalmente la jubilación (45%) y pensiones o subsidios estatales (43%). Un tercio de las personas mayores (PM) está trabajando de manera remunerada (31%).
Depresión y afecto en los adultos mayores
Por otro lado, una de cada 3 personas mayores presentó indicios de síntomas depresivos el 2022. Mujeres mayores de 80 años con educación básica, son quienes más presentan síntomas depresivos.
Ha ido empeorando con el tiempo la percepción de las necesidades de afecto y cariño, aunque el 75% las considera adecuadamente satisfechas el 2022. Las principales preocupaciones de las personas mayores son:
- Tener que depender de otras personas (60% muy preocupado)
- Que fallezca un familiar querido (59% muy preocupado)
- Enfermarse gravemente (56% muy preocupado)
- Que lo asalten en la calle (55%)
“La soledad y el aislamiento social son indicadores que presentan resultados preocupantes y que impiden vivir una vejez digna y de calidad. Mientras la sensación de soledad aumentó entre 2016 y 2022, el riesgo de aislamiento social se mantuvo (…)”, explica Ivanoa Ferrando, gerenta corporativa de Productos Financieros y Beneficios Sociales de Caja Los Andes.
Pese a que la gran mayoría percibe que hay buenas relaciones familiares, se observa un empeoramiento de la percepción de funcionamiento familiar desde el año 2016, especialmente en la forma como comparten el tiempo con la familia y cómo la familia acepta y apoya sus deseos de realizar nuevas actividades.
El sentimiento de soledad va en aumento y desde el 40% en 2016, al 44% en 2019, hasta el 49% en 2022, principalmente a causa de múltiples enfermedades, necesidad de afecto y cariño poco satisfechas y disfunciones familiares.
“Valoramos de manera positiva las cifras presentadas por la VI Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez, que evidencian cómo ha cambiado la percepción de las personas mayores hacia el envejecimiento. Por ejemplo, el 40% de ellas hoy participa en alguna organización, lo que demuestra su capacidad de asociatividad y autogestión. Recientemente, hemos adjudicado el Fondo Nacional del Adulto Mayor, donde más de 3 mil organizaciones y más de 86 mil personas mayores en el país recibieron recursos que les permitirán ejecutar sus proyectos”, dice Claudia Asmad, directora de SENAMA.
Así, el estudio tiene la misión de graficar el estado de los más grandes de Chile, y ayudar con este análisis a la implementación de políticas públicas que mejoren la situación de este segmento etario.
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