(CNN) – Dormir mal constantemente por la noche puede llevar a una vida sexual insatisfactoria para muchas mujeres mayores, encontró un estudio publicado en Menopause: The Journal of The North American Menopause Society.

En la investigación señalaron que, de hecho, las mujeres que dormían mal tenían casi el doble de probabilidades de informar problemas como la falta de interés o placer sexual que las mujeres que dormían lo suficiente.

La falta de sueño se midió mediante el índice de calidad del sueño de Pittsburgh, que hace preguntas sobre la capacidad para conciliar el sueño y permanecer dormido, el uso de medicamentos para dormir, la somnolencia diurna y más.

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En contraste, el estudio también encontró que la buena calidad del sueño estaba relacionada con tener más actividad sexual, un resultado que “no sorprende a nadie”, dijo la autora principal, la Dra. Stephanie Faubion.

Estos resultados, agregó, deberían ser una llamada de atención para que los médicos y especialistas comiencen a preguntar a sus pacientes sobre su sueño y su funcionamiento sexual.

El sueño puede ser algo más fácil de preguntar y la falta de él se asocia con muchos resultados negativos, como las enfermedades cardiovasculares (…) Si ella no duerme bien, eso te lleva a la siguiente pregunta, porque la función sexual probablemente también esté sufriendo”, añadió.

El sueño y el sexo están entrelazados

No son solo las mujeres las que experimentan disfunción sexual debido a la falta de sueño. También los hombres se pueden ver afectados, ya que la interrupción al dormir puede conducir a un mayor riesgo de disfunción eréctil.

Un estudio de 2009 encontró que la apnea obstructiva del sueño, un trastorno del sueño potencialmente grave en el que la respiración se detiene y comienza repetidamente, se relacionó con la disfunción eréctil y más dificultades sexuales en los hombres.

Por otra parte, existen varias razones por las que tener buenas relaciones sexuales está relacionado con un mejor sueño. Los orgasmos no solo son relajantes, lo que puede promover el sueño, sino que dan como resultado un aumento de ciertas hormonas que ayudan a dormir a hombres y mujeres.

Primer estudio en preguntar sobre la angustia

En el nuevo estudio, más de 3.400 mujeres que visitaron las clínicas de salud de Mayo en Rochester, Minnesota y Scottsdale, Arizona, completaron cuestionarios sobre la calidad del sueño entre diciembre de 2016 y septiembre de 2019.

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Las mujeres, que tenían una edad promedio de 53 años, también se sometieron a una evaluación clínica por disfunción sexual y se les pidió que calificaran su nivel de angustia acerca de su vida sexual, lo cual, según Faubion, es una novedad en un estudio de este tipo.

“No se puede llamar disfunción sexual a menos que una mujer esté angustiada por ello (…) Por ejemplo, ella puede tener un deseo sexual bajo, pero es posible que no le moleste. Por lo tanto, somos el primer estudio que yo sepa que ha analizado no solo la función sexual, sino también la angustia relacionada”, dijo.

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