¿Dormir bien ayudaría a la efectividad de la vacuna contra el COVID-19?

Estudios demuestran que privar el sueño sí afecta la capacidad de una persona para lograr combatir una enfermedad. Las personas que padecen trastorno de sueño y duermen menos de cinco o seis horas son más propensos a tener un indice alto de enfermedades respiratorias o resfriados leves.

La psiconeuroinmunóloga de la Facultad de Medicina de Harvad, Monica Haack, explicó que durante el sueño los linfocitos T salen de la sangre y se introducen en los nódulos linfáticos en busca de patógenos invasores. 

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Al privarse del sueño, estos linfocitos T tienen menos capacidad de interactuar con las células infectadas por un virus y, así, no logran combatir la infección.

Sheldon Cohen, pisiconeuroinmunólogo de la Universidad de Carnegie Mellon, señaló que las citocinas son un tipo de molécula inflamatoria vinculada a la pandemia, es un foco importante a la hora de investigar sobre el sueño y la inmunidad ya que los casos más graves y mortales de COVID-19 han tenido una reacción exagerada en la producción excesiva de moléculas que terminan convirtiéndose en una tormenta de citocinas.

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Lograr comprender los vínculos del sueño y la eficacia de la vacuna orientaría a la distribución de las dosis, especialmente a trabajadores de primera linea quienes han trabajado 80 horas a la semana durante la pandemia. Aric Prather, psiconeuroinmunólogo de la UCSF y coautor del estudio sobre el comportamiento del sueño, afirmó que “esto podría ser de gran importancia en la política de vacunación”.

Debido a ello, la Fundación Nacional de Sueño de EE.UU. comenzó una estrategia para impulsar con éxito la inmunidad rebaño tras la inmunización contra el COVID-19 promoviendo el dormir bien.