La obesidad es una enfermedad que, más allá de las consecuencias sobre la autoestima que una persona pueda sentir, cuando llega a ciertos límites se trata de un problema médico que aumenta el riesgo de otras enfermedades como diabetes, resistencia a la insulina, colesterol alto, hipertensión, enfermedad coronaria, entre otras. Una patología que se ha exacerbado y visibilizado especialmente durante la pandemia.

Según la última Encuesta Nacional de Salud, un 34,4% de la población chilena padece de esta enfermedad, cifra 15 puntos porcentuales más alta que el promedio de los países de la OCDE, lo que ubica a nuestro país como uno de los de mayor obesidad dentro de los que componen el organismo. Y la pandemia también ha tenido sus repercusiones, pues los chilenos han subido en promedio 7,5 kilos durante este periodo.

“Desde que comenzó la pandemia, las restricciones y la incertidumbre por lo que va a pasar, comenzamos a recibir pacientes con bastante ansiedad, alteración del ánimo, dificultad para concentrarse, para dormir y crisis de pánico. Al poco tiempo, se sumaron pacientes con enfermedades asociadas al aumento de peso, tales como resistencia a la insulina, diabetes e hipertensión, dentro de las más comunes. El mayor problema es que las personas comenzaron a utilizar la comida como entretenimiento, una manera de liberar estrés y la herramienta principal para sentir placer y calmar las emociones negativas”, explica Solange Miller, psicóloga de Clínica RedSalud Santiago.

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Para revertir la situación anterior y mejorar la calidad de vida, además de una alimentación balanceada y actividad física, se puede optar por una operación para bajar de peso, como la cirugía bariátrica. El Dr. Guillermo Watkins, cirujano bariátrico de Clínica RedSalud Santiago, explica que “consiste en un tratamiento quirúrgico de la obesidad que se realiza más frecuentemente en primavera, antes del verano, que permite perder entre el 70%-80% del exceso de peso, mejorando también las enfermedades asociadas en un porcentaje similar. Una cirugía que, tras retomar las operaciones no esenciales, registró un aumento de un 15% durante este año”.

Impacto sobre otras enfermedades

De acuerdo con un informe de la Unidad de Inteligencia de The Economist, para 2030, el 36% de los adultos chilenos sufrirán de obesidad, generando un gasto fiscal de alrededor de 7 millones de dólares. Además, la obesidad se liga a las principales causas de muerte en Chile: enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular, hipertensión, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer.

Durante la pandemia de COVID-19, también se evidencio que la obesidad aumenta el riesgo de que esta infección sea más grave o llegue a ser mortal. Para mejorar la parte metabólica asociada a la obesidad, la doctora Claudia Riveros, especialista en Nutrición Clínica Adulto de Clínica RedSalud Providencia, recomienda “masticar lentamente, comer sentado a la mesa, haciéndonos conscientes de lo que comemos y de las porciones. Disfrutar el acto de comer y no comer apurado, parado o manejando, facilita que nuestro cerebro sepa que comió.”

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Sobre qué comer, la doctora sugiere que “más que restringir alimentos, debemos priorizar aquellos que nos aporten fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes, como sumar a las menos cinco porciones diarias de las frutas, verduras de diferentes colores, entre las carnes, es importante considerar el consumo de pescados, idealmente dos veces a la semana. Otras fuentes de proteínas son las legumbres como lentejas, porotos y garbanzos, las cuales se recomienda consumir al menos dos veces a la semana. En cuanto a los lácteos, lo ideal es consumirlos dos a tres veces al día, entre ellos, leche, yogurt, quesillo o queso. Por último, pero no menos importante el huevo, tan común en la mesa y de fácil acceso, puede ser consumido solo o como parte de otros productos culinarios”, finaliza la especialista.

Un trabajo multidisciplinario

En ese sentido, si bien esta cirugía puede cambiar la vida, requiere un compromiso por parte del paciente. “La obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial que requiere que el paciente haga un cambio del estilo de vida profundo, desde el punto de vista nutricional, de la actividad física y del área psicológica, a fin de poder mantener los resultados en el tiempo”, sostiene el Dr. Watkins.

En definitiva, superar esta condición requiere más de una aproximación, “los pacientes deben aprender a conectarse con sus emociones. Además, es de gran importancia aprender a diferenciar el hambre, de las tentaciones y sensación de ansiedad, ordenar los hábitos alimentarios, tomar agua y hacer ejercicios, para lograr finalmente un equilibrio en las actitudes alimentarias. En el caso de requerir una cirugía, la idea es que el paciente comience a realizar cambios en sus hábitos antes, para poder evaluar, aconsejar y modificar los malos hábitos y que estos cambios perduren en el post operatorio. La sugerencia es vivir como si ya se hubieran operado, preguntar y estar abiertos a recibir la ayuda pertinente”, finaliza la psicóloga de RedSalud.

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