Cada 30 de mayo, el mundo se une para celebrar el Día Mundial de la Esclerosis Múltiple, una jornada dedicada a concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad crónica del sistema nervioso central que afecta a millones de personas en todo el planeta. Este día se convierte en una plataforma para informar, sensibilizar y apoyar a los pacientes, además de promover la investigación y mejorar la calidad de vida de quienes viven con esta condición.
La esclerosis múltiple es una enfermedad cuyo origen aún es incierto. Las teorías más aceptadas sugieren que podría ser causada por un virus, un defecto genético o una combinación de ambos, con factores ambientales también desempeñando un papel significativo. Los síntomas de esta enfermedad varían ampliamente entre los pacientes, dependiendo de la ubicación y la gravedad del daño a las fibras nerviosas en el sistema nervioso central. En casos avanzados, algunas personas pueden llegar a perder la capacidad de caminar sin asistencia o incluso por completo.
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Aunque actualmente no existe una cura para la esclerosis múltiple, hay tratamientos disponibles que pueden ralentizar su progreso, controlar los síntomas y ayudar a los pacientes a mantener una calidad de vida lo más normal posible. Estas terapias incluyen desde medicamentos hasta técnicas de rehabilitación como la fisioterapia y la terapia ocupacional.
En el marco de este día, es fundamental destacar la importancia de la rehabilitación personalizada y adaptada a las necesidades de cada paciente. “La terapia debe ser individualizada y ajustarse según la evolución de la enfermedad y los síntomas específicos de cada persona”, señala Felipe Covarrubias, Director Clínico de TrainFES. Esta institución se dedica a ofrecer tratamientos integrales que combinan diferentes disciplinas, incluyendo fisiatría, kinesiología, terapia ocupacional, fonoaudiología y asesoramiento psicológico, con el objetivo de frenar el avance de los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
La continuidad terapéutica y el ejercicio son cruciales para evitar nuevos brotes de la enfermedad y mantener la masa muscular, reducir la rigidez de las extremidades y aumentar la independencia en las actividades cotidianas. “Uno de los principales beneficios es la mejora de la circulación y la función cardiovascular, además de aumentar la movilidad y la marcha. Esto ayuda a reducir la rigidez, contribuye a relajar los músculos espásticos y mejora su rango de movimiento”, explica Covarrubias.
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Asimismo, fortalecer los músculos y aliviar el dolor, bloqueando las señales dolorosas enviadas al cerebro y estimulando la liberación de endorfinas, son otros de los beneficios destacables.
El Día Mundial de la Esclerosis Múltiple no solo es una oportunidad para visibilizar y apoyar a quienes viven con esta enfermedad, sino también para fomentar un entorno de solidaridad y esperanza. La investigación continua y el desarrollo de nuevas terapias son esenciales para avanzar hacia una cura y mejorar el bienestar de los pacientes, quienes luchan día a día contra los desafíos que presenta esta enfermedad crónica.
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